Una sensación pegajosa y desagradable en la boca es el resultado de la disminución en la producción de saliva a causa de la deshidratación.
El consumo de agua sirve como lubricante para las membranas mucosas de la boca y la garganta, lo cual es esencial para mantenerla saludable y libre de infecciones.
Aunque es más que lógico, la sensación de sed es un síntoma evidente del consumo mínimo de líquido.
Esta suele producirse como síntoma de la resaca, ya que las bebidas alcohólicas deshidratan todo el cuerpo y bajan los niveles de energía.
El cerebro envía estas señales de alerta para que le proporcionen los fluidos que requiere para su óptimo funcionamiento.
La ingesta diaria de agua no solo contribuye a lubricar la boca y la garganta, sino también los ojos y otras partes importantes del cuerpo.
Carecer de líquidos puede disminuir la capacidad de oxigenación y, a su vez, hace que los conductos lagrimales de los ojos se sequen.
El cartílago y los discos espinales que protegen las articulaciones están formados en un 80% por agua.
Así las cosas, el consumo diario de este líquido es esencial para evitar la fricción de los huesos y las lesiones en las articulaciones.
Al mantener el organismo hidratado, las articulaciones mantienen lubricadas y listas para soportar el impacto de los movimientos cotidianos.
La deficiencia de agua aumenta el riesgo de traumatismos, deterioro prematuro y enfermedades crónicas como la artritis.
Los músculos también están compuestos en gran medida por este líquido vital. Esto indica que, cuanta menos agua hay en el cuerpo, más fuerza pierde la masa muscular.
La ingesta de agua antes, durante y después del ejercicio es fundamental para prevenir la deshidratación y la pérdida de los músculos.
Esta mantiene activa la circulación y evita las alteraciones de los procesos inflamatorios a causa del sobresfuerzo físico.
El beber agua es un hábito esencial para apoyar los procesos depurativos del cuerpo, mediante los cuales se remueven las toxinas.
Sin este líquido los órganos no funcionan en buen estado y, de hecho, el sistema inmunitario presenta un fuerte debilitamiento.
El agua es esencial para una buena circulación y una óptima oxigenación de las células de todo el cuerpo.
La deshidratación no solo afecta el paso del flujo sanguíneo a través de las arterias sino que, además, impide que se oxigene el cerebro.
Esto conduce a los continuos episodios de fatiga, debilitamiento mental y otros síntomas asociados que impiden llevar a cabo las labores de la jornada.
El sistema digestivo sufre fuertes alteraciones cuando no se le proporciona suficiente líquido a lo largo del día.
El agua apoya el movimiento intestinal y es necesaria para la evacuación normal de las heces.
Sirve para humedecer los alimentos ingeridos y, de esta manera, facilitar la expulsión de los desechos que el cuerpo no necesita.
Sin una hidratación correcta, la mucosa estomacal se reduce e incrementa el riesgo de acidez, reflujo y gastritis.
Como lo puedes notar, el agua participa en funciones muy importantes para el cuerpo y, su ingesta adecuada, es una forma saludable de protegernos frente a muchas enfermedades.
Procura tomar de 6 a 8 vasos al día, o bien, disfrútala a través de batidos, infusiones y alimentos orgánicos.
DC/Agencias