Puede que el pragmatismo político nos haya llevado con atiborrada frecuencia a violentar los principios éticos que gobiernan las relaciones legítimas que deberían regir las relaciones entre los diferentes actores políticos dentro de la sociedad. Unas veces, se hace para obtener ventajas “coyunturales” que permitan aproximarnos a la obtención de más poder o conservar el que ya se tiene, otras, como parte de las estrategias más convenientes.
Por lo general, el hacer del “maquiavelismo” el instrumento que legitime cualquier conducta política al margen de la ética política y que es lo que suele suceder en la praxis política sin tomar en cuenta cualquier otra consideración. Cuando esto último sucede, vemos fenómenos como el de la “guerra sucia” y el abuso directo de los Derechos Humanos. Como ocurre en nuestro caso, de parte y parte; el arte de la política se convierte en un verdadero “empantanamiento” distorsionando lo que debe ser entendido como política con P, mayúscula. Los que interpretamos la política como un acto de “servicio público”, hemos participado en dinámicas políticas bajo criterio de servicio, hemos fracasado rotundamente y hemos terminado por presentar nuestra renuncia a tales expectativas que no llevan al País a ningún puerto seguro.
La casta política venezolana, hoy por hoy, muestra grandes deficiencias, sea por el exagerado pragmatismo ya mencionado o sea por la ausencia de una brújula política, como la obtenida en otros tiempos. Nuestra dirigencia no tiene una formación política integral y los partidos, productos de grandes pensadores y luchadores no insistieron en el tema de la formación, dejándolos al infortunio de las funciones de gobierno meramente. El caso más grave en el país, se logra observar que estas deficiencias intelectuales, fueron cambiadas al tomar el camino fácil, copiar adrede el modelo cubano.
Frente a un País cambiante y sumido en grandes contradicciones, que nos dicen a gritos que vamos por el camino más peligroso e incierto. Nos lleva a entender que es hora de despertar de tan letargo sueño e incursionar bajo el laboratorio de la interdisciplinariedad, nuevos enfoques y formas de hacer política para nuestro pueblo. En esto estamos y proponemos para su debate el Estado Psicosocial Latinoamericano. No serán los extremismos de las derechas o izquierdas radicales, quienes nos sacarán de este dilema irresoluto.
Los diferentes aportes, planes, proyectos y soluciones que nuestra sociedad ha ofrecido; se le deben hacer un digno reconocimiento; a las individualidades, a los gremios a los empresarios y universidades entre otras. Todas son excelentes. Pero en el campo Político, todas ellas deben descansar en el marco real de un Estado comprometido a cumplirlas y establecerlas. A esto nos referimos, cuando indicamos lo importante de una teoría política donde encaminarlas en el marco de una sociedad que desea trascender, superando la inmediatez.
DC / Dr. José Pons B / @joseponsb / Movimientos de Ascenso Social / MAS