Alrededor de las 3:45 pm del jueves, un grupo de campesinos y más de 400 militares de la Fuerza de Tarea Quirón izaron la bandera de Colombia y entonaron el himno nacional en el mismo paraje del río Arauca en el que, 42 horas atrás, 60 soldados venezolanos habían izado una bandera de ese país.
Ese fue el punto final de uno de los incidentes más graves de los últimos años en las relaciones bilaterales entre Venezuela y Colombia. 25 minutos antes, el presidente colombiano Juan Manuel Santos había anunciado vía Twitter: “Acaba de salir el último soldado venezolano de territorio colombiano”.
El jueves en la noche, en esa zona limítrofe, en jurisdicción del municipio de Arauquita, se mantenía una intensa actividad militar colombiana. Incluso hasta ese sitio fueron desplazados varios tanques ligeros de la Octava División del Ejército.
La bandera venezolana, que ondeó durante casi dos días en la margen occidental del río Arauca, había sido arriada por los propios venezolanos sobre la 1:00 pm del jueves, la misma hora en la que en transportes anfibios y pequeñas lanchas cruzaron los casi 400 metros de ancho que tiene el Arauca en ese punto y se dirigieron hacia el caserío de El Amparo, estado de Apure, en Venezuela.
Pero el tranquilo desenlace estuvo precedido de momentos de tensión. Incluso en la mañana del jueves los soldados del vecino país seguían negándose a abandonar el suelo de Arauquita con el argumento de que estaban en su territorio y que tenían órdenes superiores para permanecer allí.
Hacia el mediodía del jueves llegó hasta el sitio la comisión oficial de la Cancillería y el Ministerio de Defensa colombiano. También se apostaron en los alrededores más de 300 militares de la Brigada 18, que desde el miércoles estaban acordonando la zona, pero que habían mantenido prudente distancia para evitar cualquier incidente.
La primera exigencia colombiana fue arriar la bandera venezolana, algo a lo que inicialmente el oficial venezolano se negó pero que, de cara a la nutrida presencia colombiana, terminó aceptando. Para ese momento, además, el presidente Juan Manuel Santos había llamado a su par venezolano, Nicolás Maduro, y le había señalado claramente que Colombia no aceptaba ninguna salida diferente al retiro de los militares del vecino país. La charla del presidente con su colega venezolano fue a solas. Se produjo a eso del mediodía y duró apenas unos minutos.
“Acabo de hablar con el presidente Maduro, a quien le manifesté que para Colombia es totalmente inaceptable la situación que se ha producido. Me ha asegurado que ordenó el retiro de las tropas del territorio colombiano y acordamos que mantendremos el diálogo y las vías diplomáticas hasta que se normalice la situación”, declaró Santos.
Una fuente oficial le dijo a El Tiempo que, en un principio, también el presidente Maduro sostenía que sus militares estaban en territorio venezolano. Y le reclamó a Santos por las posiciones que ha mantenido Colombia en la OEA, en las que ha pedido una salida consensuada a la crisis social y política que vive Venezuela.
Apenas el jueves en la noche, tras la tensión de varias horas, la Cancillería de Venezuela rechazó en un comunicado la “visión distorsionada” que se ha dado del hecho.
Aseguró que el Ejército venezolano se encontraba en la frontera realizando un despliegue de vigilancia y protección para garantizar la paz y el resguardo de las bandas criminales, del narcotráfico y el contrabando de extracción, crimen organizado y el desmantelamiento de bandas paramilitares. Y sostuvo que el cauce del río Arauca suele cambiar cuando se crecen las aguas del caudal.
En la mañana el presidente Santos había encabezado una cumbre con la canciller, María Ángela Holguín; el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas; y la cúpula militar y policial en la que, según fuentes, se reafirmó la línea de acción que se ha seguido en ocasiones anteriores: defender la soberanía sin caer en eventuales provocaciones y privilegiando siempre los canales diplomáticos.
Las mismas fuentes señalaron que cualquier incidente con Colombia podría magnificarse dada la grave crisis política del gobierno de Maduro. Por eso, cada paso frente a la crisis fue calculado.
Antes de la conversación con Maduro, la diplomacia colombiana había hablado con sus pares en la región y con Estados Unidos para pedir un frente común de condena a un acto que consideró intolerable. Colombia dejó claro que iba a establecer un plazo para la salida de los militares venezolanos y que estaba dispuesto a hacerlo cumplir.
En el sitio de Arauca en el que estuvieron instalados los 60 venezolanos, la vocería colombiana estuvo a cargo del jefe de Soberanía de la Cancillería, Ricardo Montenegro. El diplomático reportó que los militares venezolanos dijeron todo el tiempo que no podían retirarse por cuenta propia y que “obedecían órdenes superiores”.
“El director de Soberanía de la Cancillería colombiana, Ricardo Montenegro, llegó esta mañana (el jueves) temprano al lugar y comprobó in situ que el área donde están los militares venezolanos es territorio colombiano”.
Poco después de la charla de los presidentes, el oficial venezolano dio la orden de retirada. “Vámonos, que aquí no ha pasado nada”, dijo el militar venezolano y de inmediato sus hombres empezaron a empacar.
Si bien las tropas salieron, la tensión con Venezuela no está completamente superada. Para hoy se tiene previsto un encuentro entre delegaciones de los dos gobiernos. Colombia exigió el pago de los daños causados a las fincas de los colombianos en las que se instalaron los militares venezolanos.
Lourdes Cabeza, de la Junta de Acción Comunal de la vereda Los Pájaros, le contó a El Tiempo que ella les reclamó a los militares venezolanos.
“Yo fui la primera en verlos en nuestra vereda en la noche del martes. Fuimos hasta el lugar, hablamos con ellos y nos dijeron que no se iban porque ese era territorio venezolano y que los habían mandado para quedarse. Ya habían destrozado el sembradío de plátano para montar varios campamentos. Eso nos disgustó, y más cuando vimos la bandera venezolana sobre la isla”.
Desde el 2004 han ocurrido al menos 7 incidentes graves entre Venezuela y Colombia, pero nunca militares venezolanos habían instalado un campamento en el territorio vecino, menos aún con izada de bandera venezolana en una zona que pertenece a Colombia.
“Sobre la zona ubicada en el río Arauca, (…) el cauce fluvial se modifica constantemente producto de la crecida del río. Ya en el pasado, debido a las difíciles condiciones del terreno y a las características de este espacio acuático, se han presentado diferencias de interpretación, las cuales han sido atendidas, y deben ser atendidas por la vía diplomática. En consecuencia, en las próximas horas se reunirán los equipos diplomáticos técnicos de ambos países”.
Esa fue la explicación que dio la noche del jueves la Cancillería de Venezuela, a través de un comunicado, sobre la instalación de un campamento militar en la ribera occidental del río Arauca, en pleno territorio colombiano.
Entre los analistas venezolanos es fuerte la impresión de que el inédito incidente buscaba distraer la atención interna de los graves problemas políticos y sociales del gobierno de Nicolás Maduro.
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