Un manifestante interrumpió brevemente la mayor concentración política anual en Cuba, corriendo delante de una marcha oficial del Primero de Mayo con una bandera estadounidense en la mano antes de ser sacado a rastras.
El presidente Raúl Castro observó junto a otros líderes militares y civiles y dignatarios extranjeros cómo el hombre evadió la barrera de seguridad y salió corriendo delante de los decenas de miles que participaban en la marcha oficial.
Luciendo una camiseta con la bandera cubana y ondeando la bandera estadounidense sobre su cabeza, el hombre se mantuvo corriendo delante de dos guardias de seguridad con camisetas similares hasta que fue alcanzado por otros agentes, tropezó y cayó al suelo.
Agentes de paisano pasaron trabajos para controlar al hombre, pero finalmente lo sometieron y lo levantaron del suelo y lo sacaron del lugar delante de la prensa cubana y extranjera que cubría el desfile. Dos de los guardias gritaron «¡Viva Raúl!» y «¡Viva Fidel!», hermano mayor y predecesor de Castro, quien falleció el 25 de noviembre. Uno golpeó al hombre en el rostro cuando era llevado junto a los reporteros.
La protesta fue una sorprendente brecha de seguridad en un acto organizado por el gobierno en el que el desfile está flanqueado por agentes. Hizo recordar una protesta en septiembre de 2015, en la que un miembro del grupo opositor Unión Patriótica de Cuba se le acercó al papa Francisco en Santiago de Cuba y comenzó a gritar antes de ser detenido por agentes de seguridad. Varios otros fueron arrestados cerca del lugar cuando al parecer se sumaban a la protesta.
La identidad del manifestante del lunes no se supo por el momento y ningún grupo lo identificó como miembro. La prensa oficial cubana no reportó el incidente.
El desfile del Primero de Mayo en La Habana es la mayor concentración política anual en Cuba y es una muestra cuidadosamente coreografiada de apoyo al sistema socialista por centenares de miles de personas organizadas por sus centros de trabajo, propiedad del estado.
Castro dijo que dejará la presidencia en febrero, lo que haría de éste su último desfile del Día de los Trabajadores como jefe de estado, pero el gobierno cubano no ha dicho casi nada del proceso de sucesión.
Aunque ha relajado algo el control de muchos aspectos de la vida en Cuba, el gobierno comunista mantiene en la práctica una política de cero tolerancia por protestas políticas y califica a los disidentes de agentes pagados de Estados Unidos.
DC/AP