El genial Albert Einstein dice con sencillez que “La vida es como montar bicicleta. Si quieres mantener el equilibrio, tienes que seguir avanzando”. Lógico, si te paras te caes. A esta hora es otro quien debe caer y va a caer. Con profunda emoción de dolor y alegría venezolana he visto a lo mejor de nuestro pueblo salir a la calle desde hace ya un mes, con clara conciencia de que ese es el escenario de la batalla por la democracia y la libertad. Que la calle no calle es la consigna. Constancia y unidad son las herramientas.
“Si no puedes volar entonces corre -expresaba el experto en resistencia Martin Luther King- si no puedes correr entonces camina, si no puedes caminar entonces arrástrate, pero sea lo que hagas, sigue yendo hacia adelante”. Las conquistas populares son siempre producto de empeño y constancia. Hoy no nos está permitido detenernos, rendirse es perder, aflojar el ritmo es abrirle camino al continuismo corrupto y decadente del diosdadomadurismo. Como se ha dicho otras veces, mientras más piedras encontremos en el camino, más grande será el camino a construir, la patria bella y buena para todos.
Sabemos que el gobierno está agotado, es cosa sabida. Que este régimen no da para más, no es secreto. Entonces, tal vez no preguntamos con angustia, ¿por qué no terminamos de pasar la página? La respuesta es simple: Maduro y sus cómplices tienen que resistir hasta el final, porque para ellos no hay futuro inmediato; no es que dejan el gobierno y se aprestan luego a retornar dentro de seis años. No. Este es un régimen forajido, que se ha burlado de la Constitución y ha cometido todo tipo de crímenes, ha empobrecido al país al extremo de que lucimos hoy ante el mundo como el pueblo más hambriento del Continente, con grave crisis humanitaria y déficit de todo, menos de corrupción. En consecuencia, Maduro y los altos cuadros de la Fuerza Armada, el cogollo del régimen y la cúpula podrida del PSUV cambiarán poder por cárcel, y verán desaparecer la riqueza mal habida, porque operará la justicia, la repatriación de capitales y el decomiso de bienes obtenidos ilegalmente.
El por qué no ha caído todavía, pero caerá indefectiblemente, tiene que ver también con la ayuda política, militar o económica recibida de factores internacionales que se han movido en protección de sus intereses, coincidentes con los de Maduro, entiéndase Cuba, Irán, Siria, Rusia y China, por solo mencionar algunos, más la ayuda del narcotráfico que tiene en el régimen diosdadomadurista su más decidido respaldo. El narcotráfico no quiere perder este narcoestado que le sirve de plataforma, de trampolín estupendo para el envío de la droga a Europa, a Estados Unidos y a todo el mundo. Estas son tuercas que hasta ahora han ayudado a Nicolás, pero esas tuercas también aflojan, se aflojan, ya que acompañan hasta la boca de la tumba, pero no se entierran con el dictador usurpador.
La lucha por la libertad en las calles de Venezuela durante estas últimas semanas, se percibe diferente a la que se había dado antes, en largos 18 años de podredumbre, de deterioro no detenido. Mi apreciación es compartida con amigos cercanos, quienes están igualmente de acuerdo en que hoy es diferente. La gente salió a la calle a vencer y no la detendrá ni los éxitos parciales, ni las derrotas momentáneas. Todos parecieran estar de acuerdo con la Madre Teresa de Calcuta: “detrás de cada logro, hay otro desafío”. Estamos clarísimos en que el objetivo es dejar atrás la dictadura, el comunismo retrógrado, la imposición materialista por encima del espiritualismo y la justicia. Por eso, luego de una jornada exitosa, la calle espera nuevamente al día siguiente para enfrentar los desafíos propios de la jornada; y luego de un día difícil, de gas, perdigones y balas, de heridos y muertos, otra vez a la calle al nuevo amanecer, las derrotas se responden con más calle. No nos detienen ni los éxitos parciales ni las derrotas temporales.
También ahora podemos repetir con Teresa de Calcula “Yo no rezo para pedir éxito, pido fidelidad”, pido constancia y persistencia, porque si insistimos, si no aflojamos ni siquiera debajo del agua, el éxito vendrá indefectiblemente. El triunfo es del pueblo, de la constancia y la unidad. Jamás rendirnos ni detenernos.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano