La experiencia histórica es tan aleccionadora que no hace falta un nuevo tratado para explicar las razones por las cuales los pueblos se han rebelado contra regímenes opresores. La rebelión ciudadana, como es sabido, es el resultado del agotamiento de un modelo que ha dejado de satisfacer las necesidades primarias de un pueblo y del cierre toda posibilidad de salidas y formas de expresión electoral para cambiarlo.
En nuestro caso, sobran razones, no sólo por el carácter dictatorial e inconstitucional del régimen, o por violentar la voluntad del pueblo y los Derechos Humanos, sino por lo pervertido y perverso del mismo, es decir no es sólo que en esencia es corrupto y narco traficante, sino que en su afán de perpetuarse en el poder promueve la violencia, la anarquía institucional y el caos social y económico, siendo lo más grave, el irrespeto, la burla, la saña y la crueldad para con un pueblo que sufre de hambre y que quiere cambio.
Por supuesto la sociedad para exigir derechos y libertad, como lo hemos dicho, tiene múltiples formas de expresarse y de eso dan cuenta estos 17 años de lucha contra el régimen, precisamente por tratar a los venezolanos como esclavos y por el saqueo de las riquezas nacionales. Ha sido tan estruendoso su fracaso, que tiene la soga al cuello, por tanto, agota su último cartucho, la constituyente comunal, con la que pretende seguir trampeando la voluntad popular, que es otro golpe de Estado, al que acude, para impedir que el poder originario, que es el pueblo, se exprese.
Frente a los golpes continuados a la Constitución, a la democracia y a los derechos de la gente, la respuesta no ha sido otra que la protesta continuada de un pueblo que ha decidido no salir de las calles hasta verse liberado. Ahora bien, para impedir el desgaste de la protesta, frente a un régimen que pende del hilo militar y que aplica mucha guerra psicológica, se requiere de mucha inteligencia, innovación y la suma de cada día más ciudadanos a la misma.
Hay que asumir, además que el único camino abierto para la gente, producto de la terquedad, la represión del régimen y la dinámica de los hechos, es la rebelión civil. Y ésta no es otra cosa que un pueblo en resistencia, que desarrolla y articula acciones de diversa índole, es el desconocimiento y la desobediencia del statu quo; es un Derecho Humano ante la barbarie, que no se reduce a la invocación de algunos artículos de la Constitución como el 5, el 333, o el 350, es la voluntad democrática del pueblo que está por encima de la Norma; es un estadio superior de lucha que ha comenzado a expresarse a través de la protesta de calle no violenta en todos los rincones del país; no es vanguardismo, ni foquismo, tampoco son acciones aisladas de pequeños grupos que se aprovechan de la protesta para cometer desmanes o delitos, mucho menos se trata de la lucha armada, como ha sucedido en otros tiempos.
A este estadio se llega cuando las grandes mayorías nacionales se involucran, se organizan y actúan cívicamente contra el viejo poder y se proponen construir uno nuevo. Ha comenzado a construirse la unidad de todos los sectores políticos, sociales, económicos y religiosos del país; se están desterrando los estorbos para el cambio político, como el sectarismo, los intereses particulares, sectoriales y personales. Llegó la hora de privilegiar las coincidencias y los intereses nacionales y populares, para prefigurar el Gobierno de Unidad Nacional.
DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila