«King Kong» se estrenó allí en 1933. Hubo una alfombra que simulaba el camino amarillo de ladrillo en ocasión de la premier de «El mago de Oz» en 1939. George Lucas se apareció con R2-D2 y C-3PO para el debut de «Star Wars» en 1977, y los dos robots dejaron sus marcas en el cemento.
Símbolo de la edad dorada de Hollywood, el Teatro Chino de Grauman cumple 90 años. Conocido hoy como el Teatro Chino TCL, este lugar emblemático abrió sus puertas el 18 de mayo de 1927 y desde entonces alberga películas, estrellas y aficionados.
«Sigue siendo el teatro más maravilloso», declaró Cher en un estreno reciente. «Recuerdo cuando vine de niña. Era algo mágico».
La sala de cine de Sid Grauman se encuentra en una concurrida esquina del Bulevar de Hollywood, junto al Teatro Dolby donde se entregan hoy los Oscar y frente al histórico Hotel Roosevelt, en el que se llevó a cabo la primera ceremonia de entrega de esos premios en 1929.
Una reproducción hollywoodense de un templo chino, tiene un techo con forma de pagoda y elaboradas estatuas de mármol. Una terraza de cemento en la entrada guarda las huellas de celebridades.
El teatro sigue albergando decenas de estrenos todos los años y la terraza con las huellas atrae unos cinco millones de turistas de todo el mundo anualmente, muchos de los cuales no saben que pueden ver una película adentro.
«De vez en cuando viene un turista que quiere reservar una mesa para la cena pensando que se trata de un restaurante», comentó Levi Tinker, administrador del teatro y conocedor de todos sus secretos.
Los precios han subido un poco. En 1927 costaba 75 centavos de dólar ver una película. Hoy hay que pagar 22,75 dólares para ver una cinta en IMAX 3-D.
Empresario y artista, Grauman comenzó a construir el Teatro Chino en 1926, el mismo año en que él y otras figuras de Hollywood crearon la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas. Imaginó una sala de cine elegante y mística que transportase al espectador a la antigua China, con sus jardines serenos y sus templos reales.
«Quería que las audiencias se escapasen de la realidad», dijo Tinker. «No reparó en gastos y buscó los mejores artistas, los mejores diseñadores y hasta importó algunas cosas de China».
Grauman encargó los murales y pinturas originales a artistas internacionales con alguna conexión con Hollywood. Contrató a un escultor chino para hacer las estatuas y figuras que todavía decoran el auditorio. Buscó permisos de los gobiernos chino y estadounidense para traer mármol y otros materiales de China, incluidas las estatuas de los ?Perros Celestiales? que están junto a las puertas del frente. La mayor parte de las piezas originales de 1927 fueron preservadas, según Tinker.
El elemento más conocido del teatro, la colección de huellas de pies y manos en pedazos de cemento, no era parte del plan original.
La estrella del cine mudo Norma Talmadge fue a ver a Grauman en su nuevo edificio en el Bulevard de Hollywood y accidentalmente se tropezó en cemento blando frente a la entrada. Grauman pensó que las huellas de algunas celebridades serían una buena forma de promover el nuevo teatro.
Invitó entonces a sus amigos y socios Mary Pickford y Douglas Fairbanks a que intencionalmente apoyasen sus pies y manos en el cemento blando, y nació una tradición. Más de 300 actores, directores y productores los han imitado.
Las huellas fueron lo que hicieron que el teatro resultase una sensación, según Marc Wanamaker, historiador del Hollywood Heritage Museum (Museo de la Herencia de Hollywood).
«Fue algo especial, más que nada por las huellas del frente y por la atención que generaron las ceremonias», comentó. «Ningún otro teatro de Los Ángeles generaba ese tipo de interés».
El teatro fue declarado monumento histórico cultural por la municipalidad de Los Ángeles en 1968.
Si bien el edificio y la plazoleta del frente son los mismos de siempre, la sala de proyección ha sido modernizada constantemente para mantenerse a tono con los tiempos, de acuerdo con Alwyn Hight Kushner, presidenta del teatro y su jefa de operaciones.
El auditorio fue sometido a la renovación más ambiciosa de su historia en el 2013 para darle mayor comodidad a las butacas e instalar una pantalla de IMAX, la única del mundo con una cortina al viejo estilo que se abre poco antes de que comience la película, manifestó Tinker.
Una mañana reciente, Kushner estaba en las oficinas de Grauman arriba, donde el fundador del teatro jugaba al póker con Pickford y Fairbanks y tenía escondido licor durante la Prohibición. Kushner miró hacia la plazoleta con las huellas, llena de turistas que daban vueltas, sacaban fotos y colocaban sus manos encima de las de las glorias de Hollywood.
Dice que el teatro no puede concentrarse demasiado en el pasado y tiene que pensar también en el futuro. Reveló que se planea una expansión, con salas en distintos puntos del mundo. Ya se está trabajando una en San Diego.
Pero para innumerables turistas y celebridades del pasado y del presente, el Teatro Chino siempre estará en el Bulevar de Hollywood y representará la era dorada del cine.
DC/AP