Con risas, abrazos y lágrimas -y las peligrosas acrobacias de rigor-, el Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus recibió su última ovación en pie el domingo en su espectáculo de despedida tras 146 años maravillando al público.
«Somos, por siempre, el mayor espectáculo sobre la Tierra», proclamó Johnathan Lee Iverson, maestro de pista desde 1999. Su hijo, que también actuó, estaba de pie a su lado. El espectáculo se ofreció en el Coliseo del Condado de Nassau, en Uniondale, Nueva York, unos 48 kilómetros (30 millas) al este de la ciudad de Nueva York.
Fueron dos horas y media de emoción para los trabajadores del circo. Muchos de los empleados son artistas circenses de segunda, tercera e incluso cuarta generación, mientras que otros conocieron a sus parejas en las giras. Todos pasaron meses de gira, viajando de ciudad en ciudad en los vagones de tren de Ringling y describiéndose como una enorme familia, aunque una con muchos payasos.
Pero también los aficionados se sentían parte de la familia.
Elaine Bario, conserje de 57 años en el recinto, dijo haber visto al circo siempre que acudió a Long Island, algunos años de niña con su padre, que también fue conserje del Coliseo.
«Los animales, aquí es donde nos enamoramos de ellos», dijo. «Podíamos ver animales aquí y en el zoo del Bronx. No vamos de safari».
Bario lloró cuando vio el último espectáculo de felinos con sus leopardos, tigres y Alexander Lacey, el apuesto entrenador de animales.
Pero fueron esos espectáculos de animales los que supusieron el final del circo.
A lo largo de los años, los defensores de los animales criticaron al circo, afirmando que obligar a los animales a actuar y transportarlos por todo el país era una forma de maltrato. En mayo del año pasado, la empresa decidió dejar de usar elefantes, pero la venta de boletos seguía cayendo. La gente, al parecer, no quería ver un circo sin elefantes.
Feld Entertainment, dueña de Ringling, anunció en enero que cerraría el show debido a una menor audiencia y altos costos operativos.
Un puñado de activistas se congregó ante el recinto el domingo con carteles con mensajes como «la compasión siempre gana».
El director general de Feld Entertainment, Kenneth Feld, dijo que «todos tenemos que aceptar el cambio».
El padre y el tío de Feld compraron el circo en 1967. Se vendió a Mattel en 1971, aunque la familia Feld siguió gestionando los espectáculos, y recompraron el circo en 1982.
Al final, los directivos de Feld reconocieron que el circo ya no podía competir con los iPhone, internet, videojuegos y personajes promocionados a lo grande. Sus otras producciones -Frozen on Ice, Marvel Live, Supercross, Monster Trucks, Disney on Ice- han tenido más éxito con las nuevas generaciones.
DC/AP