El Tribunal Superior Electoral de Brasil inició hoy la segunda audiencia del juicio que intenta establecer si hubo irregularidades en la campaña que la destituida Dilma Rousseff y el actual mandatario Michel Temer compartieron en 2014.
El proceso, suspendido en abril pasado y retomado este martes, pudiera llevar a despojar a Temer del poder que asumió el año pasado, después de que Rousseff perdiera el cargo en un juicio político en que fue responsabilizada de irregularidades fiscales.
La primera de las audiencias fue dedicada a escuchar los alegatos de la acusación y el descargo de las defensas, que Rousseff y Temer, hoy completamente enemistados, ejercen por separado.
La acusación fue contundente y afirmó que existen «incontables» elementos y testimonios que, desde su punto de vista, prueban que la campaña de ambos constituyó «un innegable abuso de poder económico y político», lo que debería llevar al tribunal a anular la victoria de Rousseff y Temer en las urnas.
Si así fuera, Temer perdería el cargo, pero sólo una vez que sean juzgadas todas las apelaciones previstas, las cuales comienzan en la propia justicia electoral, concluyen en la Corte Suprema, al cabo de un complejo y burocrático camino que puede llevar meses.
El juicio ha sido retomado en un momento difícil para Temer, que además de este proceso es investigado en la Corte Suprema por los supuestos delitos de corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y asociación ilícita.
En este último caso, las sospechas se apoyan en confesiones de directores del grupo cárnico JBS, quienes han declarado a la justicia que sobornan a Temer desde 2010 y han entregado un explosivo audio que ponen en tela de juicio al mandatario.
En esa grabación, Joesey Batista, dueño de JBS, relata diversas maniobras ilegales que hacía en favor de su empresa en tribunales o gestiones similares ante algunos ministros, ante el silencio o la complacencia de Temer, que le recibió en su residencia oficial.
EFE