Es indudable que la rebelión ciudadana y democrática que hoy se libra en Venezuela, tendrá un desenlace. No se sabe la fecha del mismo, peroeste pueblo,más temprano que tarde, obtendrá la victoria.Nunca antes había mostrado tanta determinación para el cambio como ahora, además que leasiste la razón y la legalidad, para desalojar del poder a unrégimen dictatorial, que ha violentado todos sus derechos, que lo ha humillado y avasallado.
Estamos frente a una encrucijada histórica sin precedentes, en presencia de unchoque de poderes; de un lado una fuerza increíble conformada por el 90% de la población y del otro, un régimenmoribundo, que atizó todos los males hasta hacerlos metastásicos. Apenas queda una pequeña cúpula quemaneja el Estado a su antojo, obcecada por seguir manteniendo sus privilegios; cuentacon dinero y armas, peroha perdidovarios de sus pilares fundamentales, se encuentraaislada interna y externamente ysin ninguna posibilidad de solucionar los problemas que aquejan al País.
Estamos claros, que no es fácil vaticinar los resultados de una confrontación como la actual, además, eso nos los dice la experiencia histórica en la lucha contra las dictaduras en Latinoamérica,pero el cuadro descrito dibuja un resultado favorable al país, porque las condiciones objetivas y subjetivas son favorables al cambio;sólo con ver las encuestas sobre el rechazo al fraude constitucional, el régimen tiene una derrota política anticipada.
Como se puede apreciar hay dos escenarios visibles, el primero, que el pueblo impida la consumación del delito de lesa patria definido para el 30 de julio y el otro que el régimen lo imponga con la fuerza de las armas. En el supuesto negado quese ejecute el fraude, el régimen sólo lograría alargar su agonía;se incrementaría el conflicto social y político;crecería su desprestigio internacional; el país entraría a una fase de ingobernabilidad absoluta, a los problemas de hambre, pobreza, corrupción, inseguridad e incapacidad, se sumaría el desacato y la desobediencia total del pueblo al statu quo, aun cuando impongan un estado de excepción permanente y arrecien con el terror y larepresión.
Este último es un escenario no deseado, pero no puede descartarse del análisis. Por ello insistimos en la importancia de fortalecer la organización de las comunidades, del movimiento estudiantil y de los sectores laborales y productivos, cuya concreción se expresa en los comités de defensa de la Constitución y la democracia.Estos serán la base social de apoyo a la reconstrucción del país en ambos escenarios. Decimos esto por cuanto, en el caso más negativo,tendríamos que constituir un Gobierno paralelo de Unidad Nacional. Es decir, un poderalternativo, legitimado por la inmensa mayoría, gobernando con la Constitución, hasta terminar de desintegrar la dictadura,la cual quedaríasin base de apoyo, aislada y desconocida nacional e internacionalmente. De tal manera que no habría lugar para la desmoralización, ni la frustración, como en otros tiempos.
DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila