Confieso sin rubor que en mis 74 años de vida jamás había sentido tan de cerca la angustia por el futuro de Venezuela como la que me asalta en estos días. Nos acercamos a la confrontación final. Es el momento de profundizar la lucha por el cambio. Imposible retroceder o abrir espacio a “conversaciones” que en el pasado y buena parte del presente, sólo han servido detener el impulso liberador del movimiento democrático y darle tiempo al régimen para reorganizarse y redefinir la estrategia de su lucha por conservar el poder político y económico de la república.
Sin embargo hay incertidumbre general sobre el futuro. En todas partes, con o sin motivo, se nos pregunta sobre lo que vendrá después y cuando saldremos de esto. No es fácil contestar honestamente. De las virtudes útiles en política carezco de la hipocresía y no sirvo para construir esperanzas artificiales sobre generalidades que pueden servir para decir el “que”, pero eludiendo el incierto “como”.
En estos días de acción sostenida, pero también de reflexiones profundas, viene a la mente una frase leída hace algún tiempo del insigne David Ben Gurión, prócer del Israel moderno. Decía: “Todos los expertos lo son en lo que fue, pero no hay expertos en lo que será. Para convertirse en un experto del futuro es necesario tener más visión que experiencia”. Tiene toda la razón. Las décadas de lucha que nos acompañan, los notables triunfos y los no pocos reveses, han servido fundamentalmente para agudizar el olfato, clarificar la vista y distinguir mejor lo útil de lo inútil. Esa es la mayor utilidad de eso que llamamos experiencia. Lo que viene hay que construirlo día a día con lo que se tiene en el presente.
Hasta hace poco Maduro avanzaba y retrocedía. Trataba de disimular la enorme responsabilidad que tiene en este desastre. Ya no puede. Se le acabó el tiempo. La hipocresía, la enfermiza arrogancia, el cinismo, la incompetencia y la corrupción que lo rodea están escribiendo la última etapa de estas dos décadas terribles.
El pueblo venezolano ha despertado y se rebela activamente. Ha entendido perfectamente que llegó la hora de luchar por la vida, por la libertad, por el derecho a trabajar en paz, por lo mucho o poco que va quedando y levantar una familia dignamente. Aquí está en peligro la existencia misma.
Han llegado al extremo de falsear la historia. Ahora resulta que los héroes de Carabobo en 1821 fueron la Legión Británica y el llamado Negro Primero. Apenas por accidente se menciona al glorioso batallón Bravos de Apure y a su líder, el verdadero fundador de la República José Antonio Páez. El alto gobierno pareciera enloquecido. Han llegado a creerse el disfraz de cada día. Ya no saben si son ellos o sus ropajes.
Unidad en el objetivo. Diversidad en su composición, no importa. No hay cabida para quienes esconden su cobardía en una imparcialidad incompatible con las exigencias de hoy.
DC / Dr. Oswaldo Álvarez Paz / Ex Gobernador del Estado Zulia / oalvarezpaz@gmail.com / @osalpaz / http://alvarezpaz.blogspot.com