Paolo Villaggio el actor cómico cuyos personajes creados del entorno laboral se mofaban de los defectos de los italianos, murió el lunes en Roma a los 84 años.
Sus hijos indicaron que Villaggio había padecido complicaciones de diabetes por un tiempo.
Ampliamente popular en Italia, Villaggio expresaba sus cualidades humorísticas a través de la comedia física, la sátira y la ironía.
Su colega, el actor Roberto Benigni, dijo que el emblemático personaje de Villaggio, el contador Ugo Fantozzi, «nos representaba a todos». Villaggio interpretó a Fantozzi primero en un libro y después en 10 películas.
«Era un niño despiadado, revolucionario y liberador» y «el mayor payaso de su generación», dijo Benigni sobre uno de los personajes más celebrados de Villaggio.
Fantozzi encarnaba los peores temores de los italianos, como quedar como un tonto en el trabajo. El personaje también les permitía reír sobre sus fantasías de tener un trabajo de por vida, lo que era el sueño de cada padre de familia para sus hijos, por lo menos durante el boom económico de las décadas de 1960 y 1970.
Otro de sus personajes populares era el tímido oficinista Giandomenico Fracchia.
Villaggio, quien actuó en cabaret, televisión y cine, compartió créditos con Benigni en la última película de Federico Fellini, «La Voce della Luna», de 1990. También actuó en películas de otros importantes directores italianos como Lina Wertmuller, Mario Monicelli y Ermanno Olmi.
En 1992 se convirtió en el primer cómico en ganar el León de Oro del Festival de Cine de Venecia por su trayectoria.
El diario de El Vaticano, L’Osservatore Romano, reportó su muerte y dijo que Villaggio «sabía unir como ningún otro en Italia el análisis social de la comedia italiana con los ritmos perfectos de la comedia circense, también conocida como comedia física».
DC/AP