Sí, estamos viviendo el precario momento del fin de un régimen y el comienzo de otro. Nos toca demostrar de nuevo que la democracia no es la causa de los males, que no tiene nada trascendente, que no es un fin en sí mismo que la democracia es una estructura fruto de conquistas parciales, mejoras y rectificaciones. Sin duda el mejor mecanismo inventado para defender nuestros derechos, pero necesita ser afinado y transformado constantemente, porque si no avanza, desaparece.
Nos toca idear, nuevos entusiasmos para construir una nueva democracia más participativa, más igualitaria, más eficiente y menos autoritaria. Uniendo fuerzas para recuperar nuestras libertades y con ellas nuestras identidades, que es el recipiente donde se almacenan nuestros secretos. Si lo rompen, todos nos convertiremos en lo mismo. Necesitamos no solo un Gobierno democrático sino grupos de Estados democráticos, con legitimidad y poder social suficiente para imponer el Derecho a un comunismo que se apropia de la palabra igualdad, para hacernos idénticos.
Este es el modelo alternativo a la democracia representativa, Estados Democráticos de Derecho en grupos más eficientes, más globales, con nuevos y modernos instrumentos de participación y gobierno que puedan controlar a nuestro principal adversario, que ya no es el Estado sino el mercado. Necesitamos contener al poder en sí mismo. Es el capital internacional, el único poder que continúa siendo privilegio de una oligarquía hereditaria que hace trampas. Un Estado democrático de Derecho que trabaje unido a otros, que asegure la realización efectiva de la libertad y la igualdad sin uniformidad. En fin, que humanice el bienestar.
DC / Dr. Johnny Galué / Abogado, Político / @COOTUR