Nicolás Maduro está acorralado. Con piernas tambaleantes y fuerza disminuida está a punto de ser sometido a la cuenta de 10. No obstante, no es tiempo de cantar victoria sino de arreciar el ataque; quien hoy luce contra las cuerdas no debe tomar aire, no digo un segundo aire, porque este ha tenido terceros y hasta cuartos. Ya es hora de que entregue, el tiempo está vencido para él hace rato y el deterioro del país ya no aguanta más.
Osado sí es este Maduro quien usurpa todavía hoy la presidencia de la República, estando en su momento de mayor debilidad, anuncia la convocatoria de una tal asamblea constituyente comunal, un mamotreto hecho a la medida de su bajo vigor y en contra de la Constitución; es una fantochada de elección fraudulenta que, si la permitiésemos y llegare a instalarse a plenitud, la llamada constituyente comunal tomaría el poder para siempre, eliminaría los poderes constituidos y nunca más habría elecciones libres. La osadía de este Maduro débil es lanzar la parada creada en la Mesa Situacional de La Habana, para transformar al débil político -a quien no logra sumar el respaldo del 15 % de los venezolanos- y convertirlo en todopoderoso.
Hace pocos días la unidad democrática y otros sectores que coinciden en rechazar la constituyente comunal, tuvieron la acertada idea de consultar al pueblo este domingo 16 de julio, en jornada refrendaria, para que el soberano diga si quiere o no la constituyente del 30 de julio. Desde ya pronostico que la constituyente comunal murió al nacer, mejor dicho, murió sin nacer: el 16 matará el 30. Es impresionante la esperanza y emoción que ha levantado esta consulta popular entre los venezolanos, entre los que están en el país como entre los que hoy se encuentran fuera. Emoción y expectativa que se da, igualmente, en los ciudadanos de otros países del mundo, gente de los cinco continentes que miran con dolor hacia Venezuela, a este país que lucía potente y rico, preñado siempre de potencialidades, convertido hoy en tierra de hambre y miseria, al nivel de que muchos de los suyos comen de la basura o fenecen de inanición, de lo que llaman desnutrición que no es otra cosa que una de las palabras más horribles que existen: hambre.
Nicolás está desajustado y desencajado, con un humor de perro que se manifiesta en los gritos que da a sus colaboradores, en los insultos que profiere y en las decisiones erróneas que toma, producto de la desesperación al saberse perdedor.
De su lado el pueblo de Venezuela ha dado demostración de civismo y resistencia, que muchos no podían creer. Pasó un mes, y dos, y tres, y ya van más de 100 días y la calle no calla. El pueblo llora sus muertos pero no declina la lucha, por el contrario, la arrecia en honor a los que se fueron luchando por la libertad.
La suerte está echada, este domingo 16 debemos reganar para Venezuela su democracia. La consulta popular del 16 será contundente y nos llevará hacia la arremetida final. El lunes 17, teniendo clara e indubitable la voluntad de los venezolanos expresada por millones de nosotros en consulta popular, avanzaremos en desobediencia civil y desacato de la autoridad usurpada, para poner punto final a la pesadilla. Pasaremos la página, vendrán días de gobierno de transición para dar paso luego a nuevas autoridades y representantes emanados de elecciones generales.
Que nadie se quede sin hacer su parte. Vamos a darle el sí a Venezuela, y con él el gancho final para que Maduro, hoy contra las cuerdas, termine de caer y se escuche el conteo de 10, proclamando vencedor al glorioso bravo pueblo, al de la resistencia, al que tuvo fe y constancia. Entonces tocará retomar el sendero de la reconstrucción y el progreso para todos. Renaceremos juntos.
DC / Paciano Padrón / @padronpaciano