1. Es apropiado manejar bajos decibeles de sonido. Las palabras en tonos suaves hacen que los niños puedan entender con claridad lo que se esté diciendo, No gritar a los niños fomenta la buena convivencia.
2. Hablar en tono suave hace bajar el furor. Cundo un niño esté enfadado, hablarle en tono suave hará que él se detenga y cambie de actitud.
3. Gritar agrava la agresividad. En muchas ocasiones los padres se preguntan porque los niños son tan agresivos, una de las respuestas es porque los padres los gritan de forma constante. Cuando los niños muestren agresividad no es apropiado igualarse con ellos, sino ayudarles a que se calmen.
4. En medio de una discusión perdida se suele subir la voz. Lo peor que pueden hacer los padres es subir la voz para que sus hijos le obedezcan o dejen de hacer algo que no esté bien, ya que los gritos si causan obediencia, pero no por respeto, sino por miedo.
5. Los gritos debilitan la autoestima de las personas, por lo cual si los padres quieren que sus hijos sean seguros deben no gritar a los niños, sino al contrario enseñarles diferentes cosas por medio de un dialogo calmado.
6. La agresividad de los niños responde a muchas razones, entre las que se encuentran que ellos ven que sus padres resuelven los problemas de esta forma. Ante esta clase de reacciones no es apropiad gritarlos, sino ayudarlos a que se relajen, para que controlen su enojo.
7. Gritar refleja pérdida de control. No gritar a los niños hace que ellos se den cuenta que sus padres tienen un buen autocontrol, de lo contrario al principio les van a tener miedo y obedecer, pero con el paso del tiempo lo pierden, haciendo que se vuelvan desobedientes.
8. Los niños son el reflejo de sus padres. Aunque el colegio y los diferentes contextos influyen en la personalidad de los niños, el ejemplo de los padres es de vital importancia, si se quiere que los pequeños se relacionen de forma apropiada en la sociedad, es indispensable enseñarles a respetar a los demás, una forma de respetar es no gritar.
9. Los gritos enferman. Los niños son más sensibles que las personas adultas, por lo cual si crecen en un medio rodeados de gritos se pueden enfermar seriamente de los nervios.
10. Los padres deben ser formadores de sus hijos. No gritar a los niños evidencia amistad con ellos y hace que los pequeños acudan sin miedo cuando tengan un problema.