Los múltiples ruidos adicionales a la vida marina han hecho que estos mamíferos cambien su frecuencia sonora para hacer frente a la contaminación acústica en los océanos que interfiere en su natural forma de vida
Aunque suene extraño, el océano es un lugar ruidoso y sus múltiples habitantes sufren por tal causa. Además de los ruidos inmanentes, como los de las olas, existen otros que aportamos los humanos, a través de nuestras embarcaciones.
Y esto no solo molesta sino, algo más grave, no deja de afectar a animales que dependen de la comunicación recíproca para sobrevivir, como por ejemplo ballenas y delfines.
En señal de adaptación, y hasta de inteligencia, esos mamíferos han comenzado a cambiar la frecuencia sonora en la que ‘cantan’ y emiten diversos sonidos en su proceso de comunicación, como una manera de hacer frente a la contaminación acústica de los océanos.
Es la teoría que ofrecen especialistas acústicos del Centro de Ciencias Marinas de Hatfield, de la Universidad Estatal de Oregon (EE.UU.), tras llevar a cabo, junto con colegas de otras organizaciones, un nuevo estudio del comportamiento de las ballenas en el Pacífico Norte. Los resultados han sido publicados en Scientific Reports y en breve aparecerán en la página web de la Universidad.
Los científicos han registrado un descenso gradual de la frecuencia sonora en los llamados entre ballenas azules y no han podido explicar este fenómeno. Entretanto, se ha documentado que una de las especies de ballena del Pacífico Norte ha perdido registros armónicos en su ‘canto’.
Los investigadores han creado un modelo que permite replicar el llamado de la ballena azul, que este cetáceo produce mediante una serie de explosiones de aire controladas por sus cuerdas vocales.
El estudio ha mostrado que las ballenas pueden controlar la banda sonora de sus llamadas, con sólo soplar el aire a través de sus cuerdas vocales a una velocidad más rápida o más lenta.
Según Robert Dziak, un científico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, las ballenas están “tratando de encontrar una ‘banda de radio’ con menos interferencias” para comunicarse.
Los resultados sugieren que “este cambio de frecuencia puede ser consciente.” Las ballenas “eligen una [frecuencia] más alta o más baja en respuesta a algún tipo de efecto estimulante del medio ambiente“, explicó.
DC/RT