La corta pero febril campaña para el plebiscito del pasado 2 de octubre, nos dejó a los colombianos grandes lecciones sobre las cuales cabe reflexionar ahora que estamos ad portas de iniciarse la campaña electoral para las legislativas y presidenciales del 2018.
La primera y más sustantiva lección fue que el pueblo superó a su liderazgo. Ante una campaña sin coordinación ni convicción, creyendo que las presiones fraudulentas y crematísticas del farcsantismo no permitirían ganar el NO, el pueblo convencido de que había que impedir el avance en la toma del poder por parte de los narcoterroristas apoyados por la mermelada gubernamental dio el inesperado triunfo al NO. Ante la sorpresa, el liderazgo del NO, no supo responder debidamente, y en vez de hacer respetar el veredicto popular, entró en un proceso de pseudoclaudicación ante el farcsantismo, al iniciar un diálogo sin justificación, para lograr modificaciones, cuando es claro que el pueblo rechazó el acuerdo en su totalidad. Por lo tanto, lo primero que se debe hacer, es unificar criterios en pos de una estrategia y organización que no permita más sorpresas, y que asegure un triunfo contundente en la primera vuelta.
En mi opinión, la victoria no basta, es imprescindible estar claros que el farcsantismo ha acabado con la institucionalidad democrática, estableciendo una dictadura disfrazada, haciendo de la Mesa de La Habana una Constituyente de facto; por lo tanto dentro de las bases programáticas del acuerdo del sector que se opone a la consolidación de la dictadura farcsantista, debe quedar explícito el mecanismo por el cual se reconstituirá la legitimidad democrática; en principio, considero que debe ser una Constituyente, que tenga como norte fundamental hacer valer el mandato popular del 2 de octubre, de no aceptar la entrega de la patria al narcoterrorismo.
Una segunda y muy importante lección, es que se debe reconocer que el farcsantismo está dispuesto, como lo hizo con el plebiscito, a cometer todo tipo de fraude e ilícitos, para impedir el triunfo de la democracia, y en caso de ser esto imposible, desconocer la voluntad popular, como se hizo con el mandato popular del 2 de octubre. En consecuencia, es imperativo que el liderazgo del NO, tenga presente una estrategia antifraude, la cual requiere una fuerte organización, ya es hora de pasar del twitter a la calle y a la organización de las comunidades y sectores populares.
Una tercera lección, es que, como toda dictadura, el farcsantismo no se medirá en hacer campañas goebbelianas de difamación y desprestigio de las propuestas y advertencias de la oposición, tal como lo hizo en la campaña del plebiscito, nos acusarán de guerreristas y mitómanos en aras de presentar a los narcoterroristas, tan pobres, castos y misericordiosos como el Papa Francisco. No nos dejemos amedrentar, no nos de miedo y sigamos firme en nuestra denuncia del grave peligro que se cierne sobre Colombia de lograr el farcsantismo su objetivo: la implementación de un nefasto régimen como el de Venezuela.
A propósito de lo anterior creo que la más grande lección, no es para el liderazgo político, sino para la Sociedad Civil: se les dijo insistentemente que no cayeran en la trampa de las presiones y mermelada de Juanhampa. Más pudo el interés pecuniario que la defensa de los valores patrióticos, y gremios, sindicatos, medios de comunicación, periodistas, empresarios, académicos, educadores, etcétera a una sola voz (con la excepción que confirma la regla de FEDEGAN y una que otra voz aislada) gritaron Soy Capaz (sí capaces de entregar el país al narcoterrorismo, por miedo o gusto de complacer al tenebroso gobierno de facto que estaba por instalarse).
Ya está demostrado que el Acuerdo de La Habana es una farsa por medio de la cual el farcsantismo se burló del país y especialmente de las víctimas del narcoterrorismo. Las Farc con la complacencia del gobierno entregó menos de la mitad de las armas (eran 7000 de los reintegrados, 6000 de los milicianos, 7000 guardadas en Venezuela más un número indeterminado en 900 guacas y solamente entregaron las del primer grupo), no dieron razón de los innumerables secuestrados y desaparecidos, no regresaron los miles de niños secuestrados y ¡ahora pretenden que sus activos son unos pocillos, ollas y botas¡ Quedó demostrado pues, que las FARC se burlan del pueblo colombiano, que la tal paz como diría JMS, no existe, pues no hay ni justicia, ni verdad ni reparación. Que estábamos en la verdad quienes argumentamos que el acuerdo no es más que una concesión de impunidad, elegibilidad y permanencia en el negocio ilícito a los criminales de lesa humanidad de las Farc (y ahora se pretende hacer lo mismo con el ELN).
Se les dijo a todos los que por interés de la mermelada, por motivos ideológicos o por incautos lo que ahora está pasando, ni siquiera dividendos económicos lograron, los que gritaban que Soy Capaz, ahora están al borde de la quiebra, el país en una de sus más graves crisis económicas, no ha plata para la infancia y juventud, ni para la educación, ni la salud, ni mucho menos para la cultura, la ciencia y el deporte. Todos los recursos del Estado van para el narcoterrorismo y para la mermelada, se les dijo y se los seguiremos diciendo en esta próxima campaña electoral, ojalá la amarga experiencia de lo sucedido en este año largo desde el plebiscito hasta las elecciones, los haga recapacitar, nos oigan y, por el bien de la Patria, actúen en consecuencia, impidiendo la consolidación de la dictadura farcsantista, deteniendo así que Colombia se encauce en la nefasta vía de Venezuela.
DC/ PHD Alberto López Núñez / @alopeznunez