La Plaza Santa Rosa en Valencia amaneció con revuelo. La gente se conglomeraba frente a una barbería de tradición en la zona. Habían matado a su dueño, Joaquín Sepulveda.
Sepulveda tenia unos 30 años en la zona y era muy conocido por todos debido a su buen trabajo y amabilidad. A las 7:00 a.m. su hijo abrió el negocio y lo encontró muerto.
No presentaba heridas por arma de fuego. Vecinos afirmaron que le cayeron a golpes. Una sexagenaria que lo conocía Joaquín vio el cuerpo dentro del local, boca arriba y sobre una colchoneta. Al parecer lo golpearon y maniataron en una silla. Fuentes cercanas al caso explicaron que es posible que el hombre se asfixiara con una franela que cubría su rostro.
Se presume que el crimen ocurrió en horas de la madrugada. La ex esposa del fallecido, con la que tuvo varios hijos, se aproximó al sitio a las 11:00 a.m. y entre la confusión confirmó que lo habían robado.
Sepulveda vivía dentro del local, por eso había un colchón en el establecimiento. Una vez que llegó la comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), se percataron de la ausencia de varios instrumentos de trabajo, como las máquinas eléctricas de afeitar, secadores y una licuadora.
El fallecido tenía 66 años. Hasta los momentos la causa de la muerte siguen sin ser determinada. Ahora en la santamaría del local se observa un papel que dice en letras rojas “Cerrado por duelo”.
DC | El Carabobeño