No bien llegó ayer a Colombia para un delicado viaje de cinco días como «peregrino de paz y esperanza», el Papa enseguida sorprendió al enfrentar un tema de alto voltaje político implícito en la gira: la gravísima crisis social y política de Venezuela.
Durante el vuelo que lo llevó desde Roma, al saludar a los periodistas que lo acompañan en la gira, Francisco pidió rezar por Venezuela. Después de explicar que el que emprendió en Colombia es un viaje especial porque su fin es «ayudar a que siga adelante en su camino de paz», enseguida pidió orar por el país vecino.
«Sobrevolaremos Venezuela y también [pido] una oración para Venezuela, para que pueda haber diálogo y para que el país encuentre una buena estabilidad, mediante un diálogo con todos», dijo, en italiano, antes de llegar a Colombia, donde luego fue recibido por cientos de miles de personas en las calles.
En un telegrama de saludo protocolar que, horas más tarde, envió al presidente Nicolás Maduro y al pueblo de Venezuela al sobrevolar con el Airbus 330 de Alitalia su espacio aéreo, Francisco auspició «que toda la nación pueda promover caminos de solidaridad, justicia y concordia». E invocó para el país «bendiciones de paz».
Es una gira delicada, en la que todas sus palabras serán miradas con lupa debido a la polarización existente en Colombia en torno del acuerdo de paz firmado el año pasado por el presidente Juan Manuel Santos y las ya inexistentes Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia (FARC). Por eso, que el Papa hablara de Venezuela antes de tocar suelo colombiano tuvo un fuerte significado.
La crisis humanitaria, económica y política que atraviesa el país marcado a fuego por el chavismo repercutió con fuerza en Colombia. Se estima que un millón de venezolanos cruzaron la frontera, en una oleada que creó fuertes tensiones bilaterales. «Colombia no tiene embajador desde hace meses en Venezuela, que cerró en un momento la frontera y que ahora la mantiene abierta sólo con limitaciones, afectando a miles de familias que viven en la zona limítrofe», explicó a La Nación Jorge Alfredo Vargas Angulo, de Radio Caracol.
«Si el Papa quiso darle protagonismo a Venezuela durante el vuelo, antes de aterrizar en Colombia, sin que nadie le haya preguntado nada, es porque teme el estallido de una verdadera guerra allí, como también tememos los colombianos», opinó.
Se espera que hoy, en Bogotá, en la primera misa masiva que Francisco celebrará en este país de 48 millones de habitantes, marcado a fuego por un conflicto que duró 53 años, participen miles de venezolanos. Luego de la celebración, en el parque Simón Bolívar, el Papa se reunirá en privado con obispos venezolanos. Éstos se han enfrentado directamente a Maduro al denunciar la Asamblea Constituyente que estableció el chavismo y tildar de «dictadura» al gobierno.
Con buen aspecto y sonriente a pesar de las 12 horas y medio de viaje y siete de diferencia de huso horario, Francisco fue recibido con gran calidez por los colombianos.
Santos, premio Nobel de la Paz por su impulso al acuerdo de paz, lo esperó al pie del avión en el sector del aeropuerto militar de El Dorado, junto a su esposa y dos hijos vestidos con trajes tradicionales, que le regalaron flores. No hubo entonces discursos, sino que el Papa saludó a una delegación de autoridades y obispos presentes, así como a chicos y a un grupo de discapacitados. Mil personas lo aclamaron con banderas y danzas tradicionales -la cumbia colombiana-, tal como preveía una agenda nutrida, que lo llevará cada día a una ciudad distinta -Villavicencio, Medellín y Cartagena-, salvo hoy, que se quedará en esta capital.
En el trayecto de 15 kilómetros que recorrió en papamóvil, desde el aeropuerto hasta la nunciatura -donde se alojará-, unas 700.000 personas salieron a darle la bienvenida, con banderas del Vaticano y de Colombia y al grito de «¡Francisco!». Entonces, Bogotá se paralizó. «Es una bendición tenerlo aquí, ha sido muy valiente en venir a respaldar el proceso de paz, sabiendo que los colombianos, aunque queremos la paz, estamos divididos en su implementación», dijo a LA NACION Isbelia Peñaranda, una fisioterapeuta de 58 años.
Luego del trayecto, ya en la nunciatura, el Papa dirigió un mensaje a los jóvenes. «Muchas gracias por la alegría, por el esfuerzo que hicieron, por el camino que se animaron a realizar. Eso se llama heroísmo. Hasta los más chicos pueden ser héroes. Sigan adelante así. No se dejen vencer, no se dejen engañar. No pierdan la esperanza, la sonrisa», dijo Francisco.
Fiel reflejo de la polarización reinante en el país, el ex presidente Álvaro Uribe, máximo opositor del acuerdo de paz, le escribió ayer una carta al Papa en la que volvió criticar el tratado y le manifestó sus «preocupaciones» por el estado en el que se encuentra el país. Uribe, que el 16 de diciembre pasado fue recibido en el Vaticano por el Papa junto a Santos, denunció «el crecimiento del narcotráfico». Además, hizo saber que no participará del encuentro que mañana el Papa tendrá en el Palacio de Nariño con autoridades, al que fueron invitados ex presidentes y congresistas.
Más allá del clima caldeado, los colombianos vivieron como una fiesta la llegada de Francisco, el tercer papa que pisa su país, ya visitado por Juan Pablo II, en 1986, y por Pablo VI, en 1968. Y más allá del caos de tránsito por las avenidas cortadas, no perdieron su humor. «Francisco ya está haciendo milagros en Bogotá: ¿ya vieron cómo están tapando baches con extrema eficiencia por donde va a pasar?», era la broma más comentada.
DC/EN