A inicios de año por las parroquias San Bernardino y San Agustín de Caracas, en el municipio Libertador, se podía circular sin sortear huecos, lagunas, desechos, árboles caídos y demás desperdicios. Diez meses después se cuentan seis grandes botes de agua, 12 días sin recogerse la basura, malos olores y huecos que inevitablemente es necesario esquivar. Es el reflejo de una ciudad en deterioro progresivo, no solo en estas dos comunidades, si no en sus cinco municipios.
Ana Francisca Nieto, urbanista y profesora de esta cátedra en la Universidad Central de Venezuela (UCV), señaló desde San Bernardino que a su paso hacia el resto de los municipios se refleja la crisis en el transporte público, en la falta de semáforos, en el deterioro de la atención al cliente y en la ausencia de respuesta oportuna a las emergencias.
“Caminas media hora por cualquier calle y observas todo a tu paso en deterioro progresivo. Hace seis meses se desperdicia el agua potable en las avenidas Los Próceres, Mariscal Sucre y Los Galvanes. El poco ornato bonito está rayado, opaco, mugriento, y sin atención de las autoridades”, dijo.
El deterioro se refleja en todos los niveles, desde el servicio de gas, Internet, TV por cable, líneas telefónicas locales.
En el Paraíso y San Martín los vecinos se quedaron incomunicados dos meses por un supuesto “robo de cables”. Tras varias denuncias fue reparada la falla en el cajetín de Cantv.
Desde hace cuatro meses los vecinos de San Agustín del Norte vienen exigiendo a la estatal Hidrocapital que repare un bote de aguas blancas que generó daños severos entre las esquinas Boyacá a Campo Elías (reporte 1786250). Sin embargo, los residentes y visitantes aún esperan una respuesta, pues hay gran contaminación y desperfectos en la vía producto de las aguas acumuladas largo tiempo, afirmó Selena Puppo, líder vecinal de la comunidad.
“Engañan a los vecinos, y ahora vivimos en una Caracas en retroceso, con vecinos resignados, y unos pocos reparando algunas fallas que son competencia de las alcaldías y entes del Gobierno central”, afirmó Puppo. Señaló que cada vez que acude a denunciar una falla en los servicios la respuesta que recibe es: “Lo pusimos como emergencia a ver si lo atienden rápido”.
En los municipios Chacao, Sucre, El Hatillo y Baruta algunas calles conservan su esencia. Pero la mayoría refleja una ciudad también en retroceso, con pésimas aceras para el disfrute de peatones. Sin teléfonos públicos ni autoridades cercanas para atender hechos delictivos, ni a los ancianos enfermos, dijo Andreína Cabrera, vocera comunitaria de Chacao.
El paso hacia el municipio Sucre no es diferente al resto. Desechos frente a centros de salud, postes de alumbrado público sin bombillos ni cableado, moscas por doquier y, al menos, más funcionarios tratando de controlar el tránsito vehicular tras dañarse los semáforos en las avenidas Francisco de Miranda y Principal de Boleíta.
En Baruta y El Hatillo las autoridades hacen esfuerzos por mantener las áreas verdes menos contaminadas con desechos. Otras, como en Libertador y Sucre, tienen maleza que tapa señales de tránsito y aceras centrales, y funcionan como albergues de indigentes. Muchos de ellos duermen en los techos de las estaciones del Metro de Caracas, desde Bellas Artes hasta Palo Verde.