El diputado Luis Barragán ha insistido en la modificación estructural que sufre la sede principal del SAIM en Caracas, tildando como arquitectura-pancarta.“Culminada la otra planta que modifica la propuesta original del histórico inmueble, diseñado por Gustavo Guinand van der Walle, patrimonio arquitectónico de la ciudad, ninguna autoridad patrimonial ha respondido a la denuncia hecha semana y media atrás. Muy probablemente, condecoren a la jefatura del SAIME, como cínicamente lo hicieron con el alcalde Jorge Rodríguez, responsable del quiste de cemento que exhibe hoy el Palacio Municipal”.
El parlamentario, quien fuese vocero de la oposición durante la discusión de la Ley Orgánica de la Cultura en el pasado mandato legislativo y ha hecho un seguimiento sistemático del patrimonio arquitectónico de Barcelona, Maracay, Maracaibo y Caracas, concibe la situación de la sede del SAIME en la perspectiva de lo que llama la estética del deterioro.“El régimen ha profundizado, pretendiendo imponerla, una estética del deterioro que muy bien lo ejemplifica el inmueble que ocupa el SAIME. Expresión de la arquitectura-pancarta, el edificio es un vulgar colgadero de la propaganda oficialista y del culto a la personalidad, como ocurre con cualquier dependencia oficial en todo el país. Pretende habituar nuestra mirada, temiendo además por la amplitud de los espacios públicos, al resignado hastío de su enfermiza publicidad. Para esconder la precariedad de los edificios de sublime diseño, como el de Gustavo Guinand, los forran con gigantografías que pretenden dejar una constancia de adhesión y devoción de los burócratas que, así, claman por su estabilidad”.
El diputado Barragán acotó finalmente que el caso ilustra el fracaso de una Ley como la Orgánica de Cultura, forzada a través de una de las tantas y abusivas habilitaciones presidenciales, pues, “con la arquitectura-pancarta, la dictadura sigue en su empeño de desarquitecturar paradójicamente a las metrópolis que le sobreviven”.