De acuerdo al Canadian Medical Association Journal, la mujer estuvo tres años con un profuso sangrado en su rostro y palmas de las manos, y en el último tiempo se había aislado provocando síntomas de pánico y depresión.
Luego de tratar sus problemas psicológicos y examinarla, se determinó que sufre de “hematohidrosis”, o sudor sanguíneo, y que en ningún caso existe un vínculo con cortes superficiales o algo que explique su situación, además de la inexistencia de algo anormal en su piel.
Los médicos optaron por tratar a la paciente con un bloqueador llamado propranolol, tratamiento que ya había sido utilizado en casos anteriores. De acuerdo al estudio, el sangrado se detuvo, aunque no por completo.
En absoluto se trata del primer reporte de sudoración sanguínea. Según los investigadores, han existido 42 personas con la misma condición desde 1880, aunque en sólo los últimos años se han detectado al menos 18 de estos casos. Asimismo, en la historia antigua también se han reportado algunos diagnósticos, como una mención en el siglo III a.C. por Aristóteles, otro en la década de 1600 de un niño suizo de 12 años con fiebre alta que sudó sangre a través de su camisa, y el caso de un joven belga condenado a muerte que también sudó sangre, probablemente debido al estrés.
Evidentemente este tipo de casos también tienen un trasfondo religioso. Tal es el caso del Velo de Verónica, una tela que al igual que la Sábana Santa de Turín, se considera una reliquia “santa”, ya que tiene el rostro impreso de Jesús.
Aunque algunos científicos se muestran escépticos al fenómeno, otros son más abiertos a aceptarlo como una condición médica. “El solo hecho que haya referencias esporádicas a través del tiempo, diseminadas en lugares diferentes, tiende a sugerir que debe ocurrir”, afirman en el estudio.
La hematohidrosis no es mortal, pero afirman que es aterradora para los pacientes que la experimentan.
DC | Agencias