Jugando se puede mejorar, por Jesús Rangel Rachadell (@rangelrachadell)

En estos días sucede algo curioso, uno va a la farmacia y venden chucherías, no hay medicinas; el farmaceuta prefiere quitar anaqueles y estanterías para que no se vean los espacios vacíos por la imposibilidad de producir o importar debido a las políticas económicas de Maduro.

Los comerciantes hacen todo lo posible por no cerrar, tienen la esperanza de mantener el establecimiento comercial en el que se atiende a clientes de manera presencial, siguen en el mercado mientras la situación cambia; razonan que si las condiciones mejoran es más difícil regresar al mercado que si lo abandonan.

Todos tenemos problemas para acceder a los dólares que controla el gobierno, esos que son de todos y que ingresan por la venta del petróleo; con los funcionarios y fiscales que controlan el precio, la distribución y la venta de los pocos productos que hay en el mercado. Son innumerables los obstáculos impuestos por el gobierno a los industriales, los distribuidores, el comercio al detal, ellos tienen que sortear esos controles. Y con todas estas dificultades todavía pueden vender algo, cualquier cosa que se despache es mejor a cerrar el negocio. Se mantienen algunos empleados, otros fueron despedidos. Sobrevivir a este gobierno es la consigna, el sacrificio es poco por la ilusión de tener otro país, uno que no sea socialista.

Esta manera de pensar también la tienen los políticos, tratan de sobrevivir a toda costa, hay que mantenerse en el mercado electoral, ya que no participar es como cerrar la actividad a la que le han dado su vida. Participar en las próximas elecciones con un proceso electoral amañado es riesgoso, se puede perder.

El electorado es como la fanaticada de un equipo, puede que su equipo no gane regularmente (sé de lo que hablo, sigo a Los Tiburones de La Guaira), pero eso no significa que no pueda apreciar una buena jugada, que me alegre de los esfuerzos de mi equipo, unas veces se gana y muchas se pierde, solo jugando se puede mejorar. Un buen dirigente deportivo no ofrece un resultado que no se pueda cumplir, conoce a sus jugadores y a los jugadores del otro equipo; sabe, razonablemente, cuáles son las posibilidades, y también sabe que los seguidores del equipo las intuyen.

Los fanáticos saben cuándo el árbitro le está haciendo trampa a su equipo, ven el juego, nadie le tiene que explicar la treta. Lo interesante es observar como los jugadores evitan la tramoya

del árbitro; porque el juego se puede dejar de jugar, aunque nunca ganar con esa estrategia. Lo malo es que el árbitro se inventa nuevas trampas en cada juego, en cada elección, la imaginación es infinita por ambas partes.

En el pasado, un esclavo pudo decidir suicidarse para evitar tener una descendencia también esclava o vivir y tener hijos, siendo optimista de que puedan sobrevivir y lograr un cambio de condiciones, que dejen de ser esclavos algún día. El que sobrevive puede contar su historia, no solo el que gana puede contarla.

Cada uno toma sus decisiones de vida, una sociedad debe buscar las suyas. ¿Dejamos que gobierne el chavismo de por vida o hacemos algo? ¿Participamos con condiciones trucadas o esperamos a que algún día tengamos las condiciones mínimas para tener la posibilidad de ganar? Nadie me ha podido dar opciones distintas a las electorales, aparte de unos sueños trasnochados de que van a fondear un portaviones americano en La Guaira.

Tengo la idea de que este gobierno no va a mejorar ninguna condición; más bien, en la medida que sigamos participando, nos va a hacer más conflictivo todo el proceso electoral. Teniendo esto claro, lo que debemos hacer es prepararnos mejor, empezando por eliminar ese falso discurso de que existían testigos en todas las mesas o el triunfalismo innecesario.

No quiero terminar estas notas sin pronunciarme sobre la juramentación de algunos gobernadores que lograron el triunfo en sus estados, a pesar de las nuevas trampas del Consejo Nacional Electoral. Estos gobernadores no se juramentaron ante una señora que dicen es la representante de otros señores que tampoco nadie escogió (según Smarmatic); se juramentaron ante los militares, esos que se cogieron el país y deciden quien y cuánto come el pueblo por estar encargados de la adquisición de la comida, los mismos que controlan las carreteras por las que se impide el paso de los productos a las ciudades, esos que recién mataron a más de cien muchachos en la flor de su vida y tienen presos a muchas personas por sus ideas políticas. Los gobernadores fueron obligados a ir a esa instancia para evitar la violencia administrada por el Estado. Están sometidos al poder militar, ese mismo que hace trampas electorales para evitar contarse en su fachada revolucionaria y que sostiene a este gobierno. Una condición electoral sería retirar a los militares de un proceso civil como lo son las elecciones.

Como dice mi amigo Lapa: Si a usted no le gusta ningún candidato pues va y vota nulo, votar es su deber ciudadano.

DC / Jesús Rangel Rachadell / Abogado – Profesor / @rangelrachadell

 

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