Tenía 8 días sin tomar mis medicamentos antirechazo, rapamune y myforti. Vendí mis corotos, mi juego de cuarto, mi nevera, un calentador de empanadas, una pulidora y otras cosas más para poder viajar a Colombia en busca de los medicamentos”.
Ese es el caso de Naylet Guerrero de Castro, trasplantada desde hace 15 años, y quien ahora vive un verdadero suplicio. Teme perder su órgano que tanto le costó conseguir porque no hay disponibilidad de los medicamentos que necesita para mantenerlo estable.
Ha hecho de todo y lo último fue viajar al vecino país con la esperanza de hallarlos. Con la mala sorpresa de que, aun vendiendo todos sus enseres, el dinero no le alcanzó y tuvo que regresarse con las manos vacías y la desesperanza a flor de piel.
Naylet Guerrero de Castro trasplantada hace 15 años. Ha vendido sus pertenencias para comprar inmunosupresor en Colombia #TrasplantesEnRiesgo
El rapamune, necesario en su esquema de tratamiento —que además debe tomar de por vida— le costaba 2,5 millones de pesos y lo que reunió con la venta de las cosas de su hogar no alcanzó. “Y ahora, no tengo mis corotos, no tengo dinero, no tengo mis medicinas y dependo de la ayuda de los venezolanos, porque no quiero perder mi órgano”.
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