Apuntes chilenos, por Luis Acosta

En los últimos 5 años, jóvenes, y no tan jóvenes, venezolanos, han decidido mudarse para Chile, no de vacaciones, ni turismo sino buscando el empleo que en Venezuela no se le ofrece. Como quiera que estas decisiones no son caprichosas sino convencionales, queremos dedicar este trabajo, no para ayudarlos a irse sino para informarles hacia qué país van a vivir. Así pues, queremos aprovechar las elecciones, que se celebraron el pasado domingo 19, para desarrollarles algunas ideas, contextos y decisiones. Por cierto, las elecciones resultaron en un empate técnico que obliga ir a una segunda vuelta.

En efecto, entre los planteamientos negativos que se comentan contra el candidato Piñera, está la torpeza de afirmar que no puede presentar su candidatura porque tiene mucho dinero. Esto no es posible, ni lo será nunca, que un rico y exitoso republicano no pueda optar a la Presidencia de su país porque se le acuse de tener mucho dinero y poca sensibilidad social. Esto luce necio y grosero, incluso más grosero que la propia cifra de la cual se habla y que representan solo voces políticas de algunos analistas y actores que no saben lo que es trabajar. En todo caso, Jesucristo y los camellos no cuentan en todo esto porque, en primer lugar, si Piñera los tiene y son bien habidos, sencillamente tendrá que declararlos. Segundo, el sistema electoral chileno no habla de eso, mucho menos lo prohíbe. Tercero, el hombre, Piñera, ha laborado durante toda su vida de 70 o más años para producirlos. Lo otro verdadero es que sin disciplina, austeridad, celo, cuidado y sin trabajo es imposible acumular tanto.

Lo cierto es que la honestidad es más difícil de acumular que el propio dinero. Como si fuera poco, el uso de ese dinero no es casero y, al contrario, está desarrollando una función social y colectiva. Podemos citar, por ejemplo, que Estados Unidos ganó la confianza de los judíos e israelitas y les guarda sus fondos y ahorros por años seguidos y continuos. Con esos capitales, dice la historia, arrancó el desarrollo de los gringos. Así mismo, Piñera, en el manejo de los derrumbes de las minas de cobre chilenas, logró salvar la vida de docenas de obreros y comprobó, por añadidura, que mucho le importó ese caso, tanto que es probable que su candidatura, a un nuevo ejercicio presidencial, sea el producto de aquella singular aventura.

Luego, tenemos que acostumbrarnos a que el Presidente de la República tiene que ser un ciudadano exitoso en su vida republicana y de trabajo; ser un hombre ejemplar en su existencia del hogar, cívica y espiritual; un individuo capaz de manejar el inconveniente del mal sobre el bien; el que busca resultados colectivos que beneficien al pueblo más necesitado y el que haya comprobado y sea valioso en los hábitos domésticos y familiares y, por añadidura, que no haya tenido, ni presente, problemas financieros.

Chile escoge 150 diputados y 23 Senadores y Consejeros. Su superficie es de 741 km2 aproximados de los cuales 2/3 son complejos y accidentados. Su población está cerca de los 18 millones de habitantes. En un tiempo, Europa se presentaba más atractiva por sus costas tanto que Chile quedó a las espaldas del mundo. Entonces muchos chilenos se ausentaron. Piñera se quedó y trabajó sin desmayo. Ahora el país es rico y Piñera también lo es. Chile es un país esencialmente marítimo, de espaldas a la maciza codillera de Los Andes. Su única salida natural es el mar, por eso le cuesta tanto a sus gobiernos ceder, vender o alquilar sus pasos al mar, y ni Bolivia ni Evo lo entienden.

Es conveniente recordar que los puertos chilenos son múltiples pero casi todos son azotados por vientos y fuertes marejadas; que en Chile no existe el voto político de censura parlamentaria y eso explica el por qué la embajada chilena en Caracas dio posada al Vicepresidente de la AN en Venezuela, diputado Freddy Guevara; y que hoy se estudia una nueva ley de educación que le tocara a Piñera, según las encuestas, el apoyarla con fuerza y decisión.

Por si fuera poco, Chile es cuna de la famosa Gabriela Mistral, poeta y escritora y feliz ganadora del Nobel de la Literatura del año 1945, “por su poesía lírica que, inspirada en emociones poderosas, ha hecho de su nombre un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano», y del gran Pablo Neruda, también Premio Nobel de Literatura del año 1971, “por una poesía que con la acción de una fuerza elemental trae vivo el destino y los sueños de un continente”. Finalmente, el insigne venezolano Don Andrés Bello vivió su años más productivos en Chile, desde 1829 hasta su muerte en 1865. Bello se desempeño fructíferamente en Chile habiendo sido senador de la República y Rector fundador de la Universidad de Chile,  dejando un gran legado que en mucho contribuyó en la formación educativa y cultural de ese gran país.

 

DC / Luis Acosta / Articulista

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