Tal día como hoy pero en el año 1856, a los cincuenta y nueve años de edad, falleció en la población de Paita, República del Perú, Manuela Sáenz. Conocida como la patriota ecuatoriana y compañera sentimental de Simón Bolívar, reconocida como figura y heroína de la Independencia de América del Sur; igualmente llamada por el propio Bolívar, como Libertadora del Libertador, cuando el 25 de septiembre del año 1828 fue objeto de un intento de homicidio, la valiente intervención de Manuelita frustró el hecho.
Nació en la ciudad de Quito, República del Ecuador el 27 de diciembre del año 1797, siendo sus progenitores, Simón Sáenz Vergara, español, y María Joaquina Aizpuru, ecuatoriana de nacimiento, según reseñó el portal de Yvke.
Según describió el portal de VTV, su infancia transcurrió en la ciudad de Quito, donde ágilmente se hicieron sentir los ideales y pensamientos de los movimientos independentistas, constituyéndose grupos revolucionarios de la época.
Manuela y su madre se identificaron con la gesta emancipadora; no así su padre quien persistió fiel a la Corona española, por lo que fue hecho preso al detonarse el movimiento, aunque subsiguientemente recuperó su libertad.
Gracias a su apoyo al proceso de independencia americano, Manuelita fue recluida en el convento de Santa Catalina donde aprendió a leer, escribir y rezar.
Continuó el curso cronológico de los principales acontecimientos políticos y militares de los que fue declarante o protagonista: el encuentro de Bolívar y San Martín en Guayaquil, las luchas de Pichincha y Ayacucho, el conflicto entre Simón Bolívar y Santander, la insurrección de Córdova y la disolución de la Gran Colombia. A la muerte de Bolívar fue expatriada a Perú.
Su muerte se originó a raíz de una epidemia de difteria que flageló a Paita en esa época. Su cuerpo fue sepultado en una fosa común del sacramental local y todas sus propiedades, para evitar el contagio, fueron incineradas, contenidas una parte importante de las cartas de amor de Bolívar y documentaciones de la Gran Colombia que aún conservaba bajo su custodia.
Manuelita entregó a O’Leary gran parte de pergaminos para elaborar la abultada biografía sobre Bolívar, de quien Manuela dijo: “Vivo adoré a Bolívar, muerto lo venero”.
LV