Nuestro Estado fallido: Venezuela, que incumple fatalmente su tarea fundamental de preservar los derechos humanos de los ciudadanos, de garantizar seguridad, estabilidad y vida, alimentos, medicinas y salud. Al fallar de manera dramática en su cometido, el Estado no tiene sentido, no se justifica, lo que obliga a los ojos del mundo posarse en Venezuela y ayudarnos a salir del trance. Requerimos ayuda humanitaria internacional. Las Naciones Unidas y la OEA, así como los países amigos individualmente considerados, están en la obligación moral y política de actuar, de impedir se siga masacrando a un pueblo de parte de sus gobernantes.
El hombre es por naturaleza un ser libre, así se le ha definido y así tiene que ser considerado. Lo que justifica la existencia del Estado,lo que explica que una institución limite el ejercicio de nuestros derechos, es la garantía de los derechos plenos para todos, evitar que unos hombres excedidos en sus derechos, perturben los de sus vecinos. El Estado interviene para ser garante de que todos podamos desarrollar libremente nuestros derechos; existe, pues, para reconocer y garantizar los derechos de todos. Por eso cuando un Estado falla en su función básica y fundamental de garantizar la vida y derechos de sus ciudadanos, cuando pierde el control ante élites corruptas que lo manejan en beneficio de intereses foráneos, estamos ante un Estado fallido.
Venezuela es un Estado fallido en todos los aspectos, en lo económico, político y social.
El régimen ha cambiado inconstitucionalmente la institucionalidad del país, de espalda a nuestra Carta Magna ha violado principios básicos de la organización política del Estado, ha convertido a los poderes públicos en entes genuflexos ante el Ejecutivo, ha limitado -contrariando las normas- las funciones de la Asamblea Nacional, ha extralimitado las atribuciones de la Sala Constitucional del TSJ y ha sacado de un sombrero, sin el procedimiento constitucional y con el más grave y descarado fraude, una asamblea nacional constituyente que califican de soberana, con “poderes originarios y extraordinarios”, que actúa a instancia de lo que ordenan los amos, y no se mal entienda, no piensen que los amos son Maduro y sus acólitos, Maduro es el arlequín del terrorismo internacional coordinado desde La Habana.
El derecho de propiedad nos ha sido confiscado a todos, no solo al que le “expropiaron” su empresa o hacienda, porque el despelote económico y la inflación sin límite hacen que nuestros bienes pierdan su verdadero valor, hoy la moneda venezolana no vale nada, los bolívares valen menos que el papel en el que están impresos. Ahora cualquiera es millonario, tiene bienes que nominalmente valen millones, y con esos millones pueden a duras penas -si lo consiguen- hacer un mercado para la familia.
El Estado fallido deja morir de hambre a la población, y no es una frase para llamar la atención del lector, es un drama real y doloroso que el régimen niega, dice que no hay crisis humanitaria, porque lo que quiere es que se vaya la gente de clase media del país, busca que esta huya del infierno, mientras someten por hambre a los que quedan. Es el plan diabólico del castro-comunismo, con el apoyo de quienes se han apropiado del país: el terrorismo internacional, el narcotráfico, la guerrilla colombiana, Rusia y China, Irán, Irak y Cuba, que se roban las riquezas mineras y el hidrocarburo de la patria.
Nuestro Estado fallido, el “Failed State” del que se habla en las universidades del mundo, exige el auxilio internacional. No es solo una cuestión de justicia con el hambreado y masacrado pueblo venezolano, sino una razón de defensa ante una amenaza para el continente y el mundo. Our failed State es tierra libre del terrorismo, amenaza la paz mundial. Los venezolanos no podemos cerrar los ojos ante nuestra brutal realidad, tampoco debe hacerlo el mundo libre ante la amenaza de ese Estado forajido en el corazón del continente americano.
DC / Paciano Padron (@padronpaciano)