Con la intensión de protestar contra el reconocimiento de Donald Trump de Jerusalén como capital de Israel, cientos de musulmanes se concentraron el viernes frente a la Casa Blanca, para orar en señal de protesta a la medida.
Acudiendo al llamado de organizaciones musulmanas estadounidenses, los fieles instalaron su alfombra de oración en la plaza Lafayette, un pequeño parque delante de la residencia presidencial.
Ataviados con el kefi palestino o con fulares con los colores palestinos, los manifestantes mostraron pancartas denunciando la colonización en Jerusalén Este y Cisjordania.
Dando la espalda a décadas de diplomacia estadounidense e internacional, Trump reconoció el miércoles unilateralmente a Jerusalén como la capital de Israel, y anunció la transferencia de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén.
Trump «no posee ni un gramo de tierra de Jerusalén ni de Palestina. Posee la torre Trump, puede dársela a los israelíes», dijo Nihad Awad, el director general del Consejo de Relaciones estadounidense-islámicas (CAIR, por su sigla en inglés).
El presidente estadounidense «está fortaleciendo el extremismo religioso cristiano en Estados Unidos… los evangélicos que creen erróneamente que Dios pide injusticia, reconociendo la ocupación israelí de Palestina», añadió.
Nihad Awad, que habló junto a otros dignatarios de la comunidad musulmana en Estados Unidos, pidió al inquilino de la Casa Blanca que «pusiera primero los intereses estadounidenses, y no los de una potencia extranjera y sus lobbies».
El anuncio de Donald Trump «no favorece la paz, va a crear más caos, lo que Trump ha hecho va a destruir precisamente todo lo que puede aportar paz», estimó Zaid al Harasheh, un manifestante.
La decisión estadounidense provocó una oleada de cólera en el mundo musulmán, y diversos incidentes opusieron este viernes a miles de palestinos a las fuerzas israelíes en Cisjordania y en la franja de Gaza, provocando decenas de heridos y un primer muerto.
Israel extendió su control a la parte oriental de Jerusalén en 1967 y la anexó para proclamar luego toda la ciudad como su capital, lo que la comunidad internacional nunca reconoció. Los palestinos quieren hacer de Jerusalén Este la capital del Estado al que aspiran.
Los dirigentes palestinos consideran que la decisión estadounidense condiciona las negociaciones sobre el estatuto de Jerusalén, una de las cuestiones más espinosas en la búsqueda de una solución al conflicto israelo-palestino.
Desde la creación de Israel en 1948, la comunidad internacional nunca reconoció Jerusalén como capital y siempre consideró que el «estatuto final» de la Ciudad Santa debía ser negociado.
DC/GB