El salario mínimo aumentado en noviembre quedó a deber para poder comprar un cartón de huevos. La presentación de 30 unidades aumentó en el último mes 285 por ciento y se vende desde esta semana en los mercados en 200 mil bolívares, 22 mil 493 más del sueldo mínimo fijado en Bs. 177 mil 507 desde el pasado 1 de noviembre.
Además de los huevos, hay otros productos que sobrepasan el ingreso mínimo mensual. Un kilo de carne, con el que en promedio comen cinco personas, se vende en 180 mil bolívares, tres mil más que el salario y 130 mil bolívares más que el precio fijado por la Sundde.
El queso, uno de los principales ingredientes para la cena de los zulianos, cada vez se aleja más de la mesa. El kilo de semiduro aumentó esta semana a 180 mil bolívares, mientras que el rebanado pasterizado en Bs. 210 mil y el mozarela en Bs. 230 mil.
Los ingredientes para las hallacas no están al alcance de los asalariados, pues un frasco de 250 gramos de aceitunas tiene un precio de 210 mil bolívares, mientras que 200 gramos de pasitas alcanzan los 200 mil.
Los precios aumentan casi todos los días, según reportan los comerciantes del Mercado Santa Rosalía. “Cuando nos despachan, siempre viene un precio nuevo de entre 20 y 30 mil bolívares más”, dice el vendedor de una charcutería del populoso mercado, que prefirió no dar su nombre.
El escenario es una consecuencia de la hiperinflación en la que entró le economía venezolana hace dos meses. El economista Luis Oliveros explica que el fenómeno inflacionario genera “terribles costos” en las personas porque ven cómo se evapora su capacidad de compra, aumentan notablemente los índices de pobreza y porque la manera en la cual hacían sus compras y presupuestos padece un cambio importante.
En un artículo de opinión publicado en El Nacional, el economista alerta: “En hiperinflación el que no actúe rápido y con inteligencia no solo pierde, está destinado a ir directamente a la bancarrota. En estos duros procesos la principal meta debe ser sobrevivir, algo que no todos lograrán”.
LV