Distamos de toda afición por la literatura de auto-ayuda, aunque reconocemos que hay títulos valiosos que, precisamente, tienen por aval la experiencia del autor en el campo psicológico y psiquiátrico. No obstante, apretada cada vez más la soga de una angustia existencial que las actuales y consabidas circunstancias pautan, es comprensible la búsqueda de una lectura que pueda compensar un poco la falta de asistencia de un especialista, pues, encarecido, quedamos al azar de cada y difícil coyuntura.
Rehenes psicológicos de la crisis, por lo demás, con el deliberado propósito de la dictadura, nadie está a salvo de sus amargas consecuencias. A la natural búsqueda de respuestas a los más elementales desafíos de la existencia, se suma la desesperación y urgencia por aquellas que logren mantener firme la navegación en la mar de encrespamientos feroces.
Al disculparnos por el tono testimonial, en medio de nuestras responsabilidades políticas, más de las veces sofocantes, iniciamos de nuevo los Ejercicios de la Vida Corriente (EVC), inspirados por San Ignacio de Loyola, bajo la conducción del Padre José Martínez de Toda (SJ) y la de los llamados acompañantes, ciertamente exigentes. Ha sido un esfuerzo difícil el nuestro, aunque no menos que el de las otras personas que, completamente ajenas a la actividad política o partidista, bien sintetizan el drama que vive tan injustamente nuestro país.
Ocurrió algo muy particular, dos o tres semanas atrás, pues, expresamos en una reunión de oración, nuestra constatación por las respuestas ignacianas que alcanzamos de cara a nuestros problemas personales. Alguna vez alguien señaló que la ética configuraba una alternativa que desestimaba la literatura promedio de auto-ayuda y quisimos descubrir una veta semejante en los EVC.
Días atrás a la citada reunión, Jesús, moto-taxista cercano a la casa que antes nos ayudaba en nuestras diligencias por la ciudad, cuando era accesible el costo, nos detuvo por un instante para expresar su preocupación al vernos transitar la calle con angustiosos pasos, recomendándonos dejar que Dios nos ayude con la pesada carga de los problemas. Hizo un rápido diagnóstico y se extendió en un consejo que le agradecemos, avalando una amistad que no pasaba del casual cruce peatonal y saludo en la avenida.
Días después, Corito asistió a la reunión con el título que había prometido: “El arte de ser feliz” del Padre Ignacio Larrañaga, de quien apenas lo sabíamos autor de otra obra que ha orientado los ejercicios de oración de María Efe. Una pequeña obra maestra que le agradezco a Corito, al igual que su manifiesta preocupación por un hermano al que también orienta acorde a la sobria y eficaz responsabilidad adquirida como orientadora de los EVC.
Herederos de la llamada Nueva Era o New Age, según el exitoso anglicismo de la Venezuela petrolera que sublimó toda una larga tradición rural de la hechicería o brujería, solemos apelar a cualesquiera recursos para orientarnos en la vida y mitigar un poco más esta angustia existencial que una prolongada crisis del país agudiza. Sentimos que, disparados los honorarios de la consulta especializada y de los medicamentos, como el precio de una bibliografía comercial ya atrasada, visto el deterioro de la intercoectividad que puede reportarla, hay personas que desesperan e improvisan para conquistar alguna explicación y remedio, reforzando el pensamiento mágico-religioso tan del gusto del régimen que, no por casualidad, ascendió con el auge de la Nueva Era al inaugurar el siglo.
Muy humano el intento de conquista, cundidos de pesimismo y desesperanza cual plaga (in) merecida, urge atinar con la adecuada, idónea y debida orientación. Nadie está exento de una crisis personal, por lo que importa insistir en que, aún para el no creyente, hay opciones que ofrece la Iglesia Católica, por ejemplo, a través de una iniciativa tan encomiable como la de los EVC, o de una literatura fundamentada y confiable como la del Padre Larrañaga, o personas que son capaces de ayudar con una infinita solidaridad que viene de Dios, por diferentes que sean sus oficios e iglesias, como la abogada Corito, católica, o el moto-taxista Jesús, protestante.
Nos dejemos que la crónica crisis del país, escenario lógico para el régimen que se alimenta perniciosamente de ella, entronizándose, nos abata. Al acercarse la Navidad, por la que nos adelantamos a desearla como una rica experiencia de vida para nuestro amable lector, alertamos sobre los legítimos recursos disponibles para superar esta angustia, esta desesperación, esta desesperanza: el más importante, Dios.
DC / Luis Barragan / Diputado de la AN / @LuisBarraganJ