Es perentorio, diría urgente saber y entender con claridad para donde va un país, tras la salida de los responsables de tanto debacle. Se escuchan extrañas para los escuchas sociales las explicaciones razonables, lógicas y construidas en el marco de la academia, de las ciencias y de la pertinencia humana en cuanto a su desarrollo y crecimiento personal, familiar y social de estas propuestas que van adquiriendo cada día más valor. Para esto, las evidencias nos hacen ver tres tipos de políticos entre varios existentes, que al referirse al tema nunca indican nada. (“Como vamos, vamos viendo”, es lo tradicional)
De los tipos mencionamos tenemos el “fanfarrón o arrogante”. Yo soluciono, yo soy el líder, ya eso esta encaminado bajo mi dirección, soy la esperanza, etc. Este caudillismo “encapotado” es altamente peligroso y el manejo del poder en discrecional y basado en sus intereses personales, usualmente nunca se espera en concreto nada, de estas gestiones en lo ecológico, social y económico. Lo cual indica que nada son de confiar.
El otro tipo es el burocrático, el cual deja que los procesos se manejen a la velocidad y el tiempo que se den, sin entender la premura de los cambios. Usualmente estos más preocupados por los procesos y lo económico no se percatan del hambre o desempleo en las naciones y de la desesperanza adquirida por el agotamiento en el tiempo. Usualmente acompañados por un fardo de malos hábitos que restan aun más las posibilidades de satisfacer a los pueblos del continente.
El tercero grupo acá resaltado, es el caso venezolano y su cacareada revolución socialista, o del siglo XXI, o la revolución cívico-militar; llevando así, más nombres que estrellas en la solapa de los tantos generales que ha parido en estos 20 años; de los cuales se destacan gran número de estos envueltos en actos de corrupción, abusos de los DDHH y una muy deformada forma de ver y sentir a la gente y sus posibilidades desarrollo como de crecimiento social.
Es así que el balance, hace fácil de entender que se requiere un cambio de actitudes en nuestros estamentos políticos. Sin hablar o referirse únicamente de jóvenes políticos, sino, de rostros nuevos que posean la valentía ante los retos establecidos en el marco de un cambio radical de formas claramente compartidas y enmarcadas en los procesos que vinculen la dignidad, la prosperidad y el éxito del ciudadano. Es así, la única forma de fortalecer las democracias en la región.
De las formas más conocidas en estos nuevos formatos resaltamos el uso de variables de origen psicológicas, sociales, culturales, espirituales, entre otras. En el marco de la aplicación de temas y técnicas, partimos del municipalismo como base fundamental en el crecimiento y desarrollo de las personas, sus familias y las parroquias. Esta formas no se logran engarzar y cohesionar con la gente, sin su con sentimiento muy personal y bajo programas especialmente diseñados para tal fin.
”Construyamos una sociedad de todos y para todos”
DC / Dr. José Ernesto Pons B / @joseponsb