Hemos planteado el doble juego del gobierno: predicar la paz, asomar el dialogo y jugar al caos. El oficialismo y sus mentores Cubanos amenazan para intimidarnos, maniobran para distraernos e intrigan para dividirnos. Después de la derrota en las Parlamentarias del 15D, el oficialismo se radicalizo en su doble moral, montando instancias paralelas post derrota: Gobernaciones, Alcaldías y Parlamento.
Escamotearon el referendo revocatorio con tribunales incompetentes; sin respuesta contundente de la oposición. Los factores integrantes de la MUD se engolosinaron con la victoria y se desataron los demonios de los proyectos grupales e individuales, perdiendo la visión de conjunto; el cambio de modelo y el rescate de la democracia.
La MUD se fue desvirtuando, las usurpaciones del G4, abrogándose la conducción de la UNIDAD, la actitud pusilánime y acomodaticia de los demás partidos, incluyendo el mío, fueron creando condiciones para afectar a la oposición.
Los compañeros del G4 cayeron en la tentación de la viveza de los cogollos hegemónicos: dividir a la sociedad entre poderosos y pendejos. La refundación de la instancia unitaria es el primer reto de los demócratas Venezolanos, una dirección con sentido de trascendencia histórica, un programa de consenso y un candidato único para salir con éxito de esta pesadilla prolongada.
La sinergia de la UNIDAD con juego limpio es la única posibilidad de reanimar la empobrecida nación Venezolana, que toca fondo en esta dantesca ruina material, ética y espiritual. Una dirección con autorita es capaz de colocar a la nueva Venezuela como prioridad, salirle al paso a las desviaciones, oportunismos y jugarretas de variados antifaces.
Hay sectores colaboracionistas en la oposición que hacen mucho daño; allí incluyo a los supuestos radicales que critican más al liderazgo de la oposición que al gobierno; cumpliendo la misión tarifada de los lobos con piel de oveja o de quien te besa para entregar la redención por 33 sucias monedas.
Frente a la falta de dirección opositora y la incertidumbre, el oficialismo está fraguando adelantar las presidenciales para repetir el fraude de las regionales y municipales.
Llego el momento de sacudirse, refundar la Unidad y abrir el debate con la celeridad que aconseja este momento para la batalla definitiva.
A Maduro le quedan dos caminos, afrontar unas elecciones libres o ser condenado como autor de la implosión de una sociedad que muere de hambre. Los demócratas apostamos al camino electoral, con garantías, auditorias, observación internacional y procedimientos propios de una contienda decidida por la soberanía popular.
DC / José Luis Pirela / Diputado AN por San Francisco– Zulia /Notas Progresistas / http://movimientoprogresista.org.ve / @joseluispirelar