El kínder Ana Soto, es un simoncito que recibe a 248 niños desde las 8.00 de la mañana, y en algunas ocasiones su permanencia es hasta las 4.00 de la tarde. Queda ubicado al final de la avenida dos de la urbanización Brisas del Lago, en el municipio Cabimas. Tanto los niños como el personal docente están expuestos a los malos olores que generan el estancamiento de aguas residuales en la zona.
La situación también perjudica a unos 130 vecinos del sector. La vivienda número 35 es la más afectada, ahí reposan las aguas putrefactas. Es su principal huésped desde hace ocho años, pero su permanencia ha traído serías consecuencias. Enfermedades de piel e infecciones respiratorias son las más comunes.
El colapso comienza en la calle 16. En época de lluvias la situación tiende a empeorar. Jhoana Mora, una de las vecinas afectadas, dijo que “cuando llaman la atención a los representantes de Hidrolago, se dirigen hasta las tanquillas que colapsan, destapan con el vacum, y se van, dejando la raiz del problema sin solucionar”.
“Antes el problema ocurría sólo en épocas de lluvias. Sin embargo desde noviembre del año pasado, colapsan totalmente las aguas negras sin recibir el apoyo de Hidrolago, ya que la única respuesta es que no tienen el Vacum operativo. Los malos olores y la exposición constante con estas aguas negras ha hecho que la matricula del Kinder Ana Soto baje”.
Yanira Gutiérrez es quién habita la casa número 35. Asegura que cada vez que tiene la oportunidad de ubicar vía telefónica a las autoridades competentes les dan dos respuestas. La primera que no cuentan con la unidad tipo vacum y la segunda que están en la lista de espera. “La última vez que vinieron no hicieron el trabajo completo. Se quedó botando igual”.
Los vecinos afectados exigen que la irregularidad que provoca el colapso de las negras en el sector sea resuelto. Consideran que las autoridades competentes están al tanto de la situación
La Verdad