80 % de los carros por puestos de la COL están varados

Julia  de Clara, es la encargada de una panadería en el sector El Lucero, parroquia Jorge Hernández, en Cabimas, Costa Oriental del Lago, camina por una hora para retornar a su hogar. Este suplicio, lo hace en compañía de su hijo menor de 12 años, cuando sale del turno de la mañana del liceo donde estudia ubicado en la parroquia Carmen Herrera.

La mujer no tiene otra opción. Se vio en la obligación de adquirir gomas deportivas para generarse mayor comodidad  durante el trayecto. Tiene 50 años y trasladarse de un lugar a otro se convirtió en una tortura debido al déficit de vehículos en el transporte público  que registra el municipio Cabimas.

Los carros de cinco puestos para cumplir con el servicio están casi desaparecidos. Julia, adicional de sortear su día para cumplir con su faena laboral, la más complicada es cuando debe retornar puesto que la oscuridad de las calles la hace más vulnerable a la inseguridad.

Los kilómetros recorridos por Julia no se comparan con los de Ricardo Molina, trabajador petrolero, quien no sólo lo afecta el déficit de vehículos, sino que la escasez del dinero en  efectivo, y en otras ocasiones de poder adquisitivo  lo obliga a caminar para retornar a su vivienda.  Sale desde los Talleres Centrales de PDVSA, en Cabimas, hasta el sector El Menen, en Santa Rita.  Su historia es la misma de otros compañeros que residen en la misma zona y padecen las mismas condiciones.

Se estima que en la Costa Oriental del Lago 80 por ciento de los vehículos de cinco puestos están varados por falta de repuestos, mientras que otros propietarios prefieren ejecutar otro tipo de faena que le permita obtener mayores ganancias. Advierten que los actuales costos en las tarifas no le permiten recuperar algún tipo de inversión para reparar o comprar algún insumo automotor.

Gregorio Chirinos, del Sindicato de Transporte en Lagunillas, agrega que la falta de ayuda gubernamental y la inoperatividad de la Proveeduría de Insumos de la COL agravan la situación de los choferes.

“Las colas en las horas pico son largas. No hay suficiente flota vehicular que cumpla con las exigencias del usuario. Muchos autobuses quedan arrimados luego que alguna pieza deba ser reemplazada. Los costos son tres veces mayores que lo obtenido en tres meses de trabajo. No tenemos alternativas, no vemos soluciones”.

En el sector Fabricio de Ojeda, en el municipio Lagunillas, más de siete mil usuarios deben buscar ingeniárselas paras buscar la forma de desplazarse de un lugar a otro. La zona está ubicada cerca de El Menito, y el servicio de transporte público casi es nulo.

Las rutas suburbanas también tienen las mismas carencias.  Néstor Luzardo, de la línea Cabimas-Maracaibo, sustenta lo expuesto por Chirinos. “Los costos de los repuestos son exagerados y es difícil adquirirlos. Buscamos la forma que los representantes del gobierno volteen la mirada hacia este sector. Nos sentimos desprotegidos”.

La Verdad

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