Comedor de la Universidad de Carabobo permanece cerrado por falta de alimentos

Las puertas del servicio de comedor de la Universidad de Carabobo (UC) permanecen cerradas luego del receso de Carnaval, debido a que la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), no envió los insumos necesarios.

El servicio de comedor se presta irregularmente porque depende de los alimentos que envía la OPSU, cuando el año pasado el despacho solo enviaba los productos cárnicos y a través de los proveedores se adquirían los vegetales y frutas, informó el director de Comedores, Ramón Bravo.

Los proveedores ya no despachan porque existe una deuda que supera los 900 millones de bolívares, lo que generó que se sirviera solo un componente alimenticio en los comedores, puntualizó.

Bravo manifestó que la rectora Jessy Divo de Romero, la directiva del comedor y los trabajadores realizan un gran esfuerzo en prestar el servicio a la comunidad universitaria, ocupación en la que los obreros invierten en pasaje más de lo que ganan en una semana.

Los 10 mil bolívares aprobados por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología por bandeja servida por estudiantes, impide que se le pueda ofrecer un plato digno a los estudiantes de la UC, expresó.

Bravo hizo un llamado al gobierno para que envíe los insumos que son necesarios, para que se reactive los servicios de los comedores.

Una taza de arroz para el almuerzo

Andrés Jiménez, estudiante de la Facultad de Ingeniería, antes de salir de su casa, ubicada en las Parcelas del Socorro, desayuna cualquier alimento que consiga en la nevera, pero siempre asiste a la UC con la esperanza de que el comedor abra sus puertas, y así lograr obtener un plato de comida completo (proteínas, carbohidratos y frutas), porque comprar proteína en su hogar se volvió una tarea cuesta arriba.

Cuando el comedor cierra sus puertas, Jiménez trata de llevarse una taza de arroz, pasta o vegetales para el almuerzo, pero esto no es todos los días, en ocasiones se ve obligado a retirarse temprano de clases.

“En la casa tratamos de rendir la poca comida que tenemos, pero es difícil, sobre todo cuando quieres asistir a la universidad para superarte y lo menos que puedes hacer es concentrarte en la clase porque el estómago te pide es comida”.

La espera se hace eterna

Nalieska Díaz, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Educación, manifestó que al tratarse de comida, la espera podría parecer eterna, porque no existe manera alguna de engañar esta necesidad que no sea comiendo.

Díaz vive en Naguanagua, ella y su familia hacen distintas cosas para poder comer. “Desde hace mucho tiempo en mi casa no se compra carne, pollo, ni pescado, cuando consumo este tipo de proteínas es cuando está abierto el comedor, pero en la casa comemos lo que se pueda”, indicó.

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