“La aceptación silenciosa de las cosas tal como son, la desesperanza, el paciente padecimiento de un destino general y todo poderoso se ha convertido en Esperanza, en expectación, en la voluntad de algo diferente. La visión de una época mejor y más justa ha penetrado vivamente en el espíritu de los hombres y un deseo, un ansia de una condición más pura, más libre ha conmovido a cada corazón y lo ha enajenado del estado de cosas existentes…”
El texto anterior corresponde a Hegel, quien fuera uno de los grandes filósofos y pensadores de la humanidad, he querido citar este fragmento por lo pertinente que puede ser para el caso venezolano, en donde se vive un estado de conmoción colectiva producto de una situación inimaginable, llegando a alcanzar niveles de frustración cuando esta sigue avanzando.
Sin embargo, como lo expreso el propio Hegel: “Desde el punto de vista de los actores humanos, la historia es una mezcla de ironía y tragedia; desde el punto de vista del Todo es un progreso cíclico o espiral” de tal manera que lo que hoy vive Venezuela forma parte de ese progreso histórico al que se refería Hegel, ahora bien, el tiempo de duración para pasar a una mejor etapa dependerá inevitablemente de sus actores, por eso Hegel afirma al respecto que: “todo cambio tiene lugar bajo el impulso del pensamiento para eliminar “contradicciones” inherentes y en busca de un nivel superior de coherencia y consistencia lógica…”
Las “mega elecciones” convocadas por el Gobierno Nacional ponen nuevamente a prueba a una nación y sus dirigentes a las “contradicciones o coherencias” de las que Hegel se refería, aparentemente domina el criterio de no participar en ellas, pero mas allá de hacerlo o no, pienso que a partir de la decisión que se tome debe surgir un movimiento nacional coherente e inteligente capaz de despertar el Espíritu de la Nación, tal como lo expreso Hegel: “el genio político consiste en identificarse con un principio”
Dejando atrás las gestas históricas y las experiencias democráticas de los siglos anteriores, consientes del presente y del futuro y aceptando que somos hombres del siglo 21, pienso que el “Rescate de la Democracia” es el principio motivador de la lucha en la sociedad venezolana para aspirar una época mejor y más justa.
Si Venezuela es capaz de unir sus más de 30 millones de almas en un proyecto nacional moderno capaz de desmontar la identidad provinciana y “bochinchera” sustituyéndola por una identidad nacional que acepte la “tarea nacional” como una “causa moral”, estoy convencido que más temprano que tarde Venezuela vivirá mejores momentos.
DC / José Lombardi