Un atacante suicida se hizo estallar este viernes en un barrio chiita de Kabul, matando a por lo menos nueve personas, informaron las autoridades afganas, mientras crece la presión para apaciguar el conflicto en un país cansado de la guerra.
«El balance subió a nueve» muertos, dijo el portavoz adjunto del ministerio del Interior, Nasrat Rahimi a la AFP y agregó que 18 personas resultaron heridas. Un balance anterior daba cuenta de siete muertos.
Entre los muertos figuran dos policías y el resto son civiles, precisó la misma fuente.
Sin embargo, el número de víctimas podría variar porque otras instituciones afganas manejan otros balances.
El atentado ocurrió cerca de una reunión que conmemoraba el 23º aniversario de la muerte de Abdul Alí Mazari, el líder de la comunidad chiita Hazara, asesinado por los talibanes, indicó la fuente.
El kamikaze accionó su carga «después de haber sido identificado por la policía en un puesto de control», explicó el jefe de la policía de Kabul Mohammad Daud Amin a la cadena de televisión Tolo news.
«No logró entrar (en el perímetro protegido) para actuar en el mitin» chiita, insistió el jefe de la policía en momentos que las autoridades son señaladas por su fracaso para proteger a los chiitas.
El atentado todavía no fue reivindicado, pero ocurre en momentos que los talibanes están sometidos a una presión creciente para iniciar conversaciones directas por la paz tras una oferta del gobierno afgano.
«El ofrecimiento de negociaciones está sobre la mesa. Corresponde ahora a los talibanes ir con su propuesta y comenzar las conversaciones directas con el gobierno para poner término al sufrimiento del pueblo afgano», declaró el jueves el representante de la ONU en Afganistán, Tadamichi Yamamoto.
El presidente afgano Ashraf Ghani propuso a finales de febrero conversaciones de paz a los talibanes, con la condición que acepten un cese al fuego y que reconozcan la Constitución de 2004. La propuesta incluye, especialmente, que sean reconocidos como un partido político.
– ‘Rendición’ –
En una primera reacción en Twitter, los talibanes, que consideran al gobierno afgano como una «marioneta» de Estados Unidos, dieron a entender que descartan esta oferta que desde su punto de vista sería «una rendición».
Los talibanes habían llamado a Estados Unidos a «discutir» directamente con sus representantes en Qatar. Washington también les ha pedido que acepten las conversaciones de paz.
En momentos que responsables occidentales en Afganistán apoyan la iniciativa de Ashraf Ghani, también indicaron a la AFP que es demasiado temprano para saber cuál será el resultado.
El ataque de este viernes se produce una semana después de que un coche bomba explotara cuando pasaba un convoy de tropas extranjeras en el este de Kabul, dejando un niño muerto y 22 personas heridas.
La capital afgana se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos de Afganistán, donde los talibanes y el grupo yihadista Estados Islámico (EI) libran una feroz batalla que cobra las vidas de civiles.
Desde mediados de enero, los grupos armados han matado 130 personas, entre varios ataques, particularmente uno realizado con una ambulancia bomba contra un hotel de lujo.
Desde la irrupción del EI en 2015, el blanco de los ataques suele ser la minoría chiita, de unos tres millones entre los 30 millones de afganos.
Según la ONU, en 2017 más de 10.000 civiles resultaron heridos o muertos por el conflicto en este país, de los cuales 2.300 han sido víctimas de atentados, un balance inédito atribuido a los insurgentes.
DC / AFP