Johny había sido educado como una niña, de hecho, hace unos años se llamaba Felicita, acudía a clase ataviada como una pequeña mujer y sus órganos sexuales corroboraban su género. Sin embargo, cuando llegó a los doce años, su cuerpo cambió por completo, y Felicita pasó a llamarse Johny.
Esta y otras historias igual de sorprendentes llegaron a oídos de un investigador que acudió al pequeño pueblo de Barahona para interesarse por la serie de extraños acontecimientos.
El hombre era Michael Mosley, y contó la insólita historia de esta pequeña región en una serie para la BBC. Un caso extraordinario con una afección que tocaba a poco más del 1% de los niños nacidos en Las Salinas, un pueblo remoto en el suroeste de la República Dominicana.
Los Guevedoces, conocidos en la zona como los pequeños a los que no les crece el pene y los genitales hasta los doce años, también son llamados «machihembras», algo así como «primero mujer, luego un hombre», porque parecen ser completamente niñas al nacer y así se crían para serlo, incluyendo un nombre femenino. Según Mosley:
Cuando nacen, parecen chicas sin testículos y lo que parece ser una vagina. Solo cuando se acercan a la pubertad, el pene crece y los testículos descienden.
Después de los desarrollos de la pubertad, los Guevedoces crecen hasta convertirse en varones completamente funcionales en su sociedad, aunque algunos signos reveladores muestran esa herencia biológica única. «En realidad todo funciona bien y los Guevedoces normalmente viven sus vidas como hombres», explicaba Mosley, «aunque con próstatas algo más pequeñas».
Curiosamente, no todos los Guevedoces en la República Dominicana cambian su nombre al llegar a la pubertad, algunos hombres adultos en la región tienen nombres femeninos a lo largo de toda su vida. Además, la condición no está aislada solo en la República Dominicana, también se ha observado en Turquía y Nueva Guinea.
Para el trabajo documental que llevó a cabo el investigador, Johnny fue uno de sus protagonistas. Así se lo contaba el chico a la BBC:
Llegó un punto donde no me sentía bien, ya no me gustaba usar una falda, y ya no me atraía jugar con chicas. Todo lo que quería hacer era jugar con pistolas de juguete y niños.
Junto con los cambios psicológicos llegaron los fisiológicos: a Johnny le crecieron los testículos y un pene. ¿Cómo? El descubrimiento de por qué los niños de Guevedoce sufren su transformación radical se determinó hace décadas a través del trabajo de Julianne Imperato, una endocrinóloga de la Universidad de Cornell en Estados Unidos, que viajó a la República Dominicana en la década de 1970.
Imperato y sus colegas encontraron que una deficiencia en la enzima 5-α-reductasa era la responsable de la rara condición de los Guevedoce. Sin esta enzima, el cuerpo no crea la hormona sexual masculina dihidrotestosterona (DHT), lo que impide el desarrollo de los órganos sexuales masculinos, hasta que la pubertad llega, momento en que todo se dispara y los niveles de testosterona aumentan revelando tardíamente que los genes son, en efecto, masculinos .
Sin embargo, antes de la pubertad los genitales externos postnatales parecen ser un clítoris y un labio ambiguos.
Por cierto, el descubrimiento de Imperato también fue la base de la medicina Finasteride, que es utilizada por miles de hombres de todo el mundo para combatir el agrandamiento de la próstata y la calvicie de patrón masculino.
DC / UNO -BBC