La Semana Santa en los rituales romanos se la denomina Semana Mayor. De igual forma, en tiempos pasados se llamó en Francia semana penosa; en Alemania, Charwoche, que parece significar semana de lamento; los griegos la llaman la Santa y Gran Semana.
En Venezuela, la Semana Santa, aunque es una fecha religiosa, la cual comienza con el domingo de Ramos y culmina con el domingo de Pascua de Resurrección, en donde se realizan distintas procesiones relativas a la pasión de Cristo, muchos optan por viajar, ir a la playa, reunirse en familia, y culminar la semana con la quema de Judas.
Según las escrituras Judas (San Judas Iscariote), fue uno de los apóstoles de Jesús, y es recordado como el apóstol traidor, quien revelo donde se encontraba su maestro, guiando a los guardias que arrestaron a Jesús e indicándoles con un beso al hombre que debían arrestar, logrando a cambio de esta traición treinta monedas de plata, tal como lo había anunciado el propio Jesús en la ultima cena. En el Evangelio de Juan expone un antecedente importante de la traición de Judas: el apropiamiento indebido de dinero. Judas era el tesorero y robaba el dinero destinado a los pobres (Juan 12:6).
Este acontecimiento propio de la religión católica, ha sido adoptado por nuestra cultura, enjuiciando cada Semana Santa a Judas Iscariote, por la traición a Cristo, convirtiéndose de tal manera en un acto simbólico de justicia popular, en el cual se elabora un muñeco, de trapo, relleno con periódicos, cohetes y listo para ser incendiado ante el juicio del pueblo, igualmente se le coloca un soga al cuello y se guinda en un árbol, permitiéndose que se lea sus últimos deseos a través de un testamento, y en donde sarcásticamente se nombran personajes propios de la población, los cuales reciben las pertenencias que el traidor ha dejado, expresando también sus faltas y errores, en tono de arrepentimiento.
Ciertamente, Judas representa, la traición, el deshonor, la frustración, la impotencia, la venganza aplicada a quien ha fallado, convirtiéndose el domingo de Resurrección en una catarsis colectiva, para enjuiciar públicamente a quien ha traicionado a su pueblo (visto como Cristo), quien ha sido noble, sacrificado, piadoso, humilde y honrado.
Muchos serán los Judas quemados este 2018, en distintas regiones del país, esos muñecos de trapo llevarán el nombre de políticos que han traicionado al pueblo, hacia los dirigentes fracasados que han llenado el mundo político de corrupción, privilegios inmerecidos, enriquecimientos inexplicables, nepotismo, desigualdad, abuso de poder, burocracia inútil y simbólicamente los venezolanos tomarán venganza en contra de quienes han manejado el sistema de forma errada a espalda de los ciudadanos, privilegiando sus acuerdos políticos, interés partidistas y particulares.
Judas, seguirá siendo personificado por todos aquellos que han hecho promesas incumplidas, por quienes se han enriquecido a costillas del dinero del pueblo, quienes han utilizado el mandato que le ha dado el soberano para su interés individual.
Judas, está encarnado en los funcionarios que por negligencia u omisión no cumple con su deber y atropellan vilmente a su pueblo, en palabras de Rubiales, por políticos que se comportan en el poder público democrático como lo hacían los antiguos señores ungidos. Se saben poderosos y blindados por las urnas, muchos de ellos amparados en la inviolabilidad y en la inmunidad, por ser cargos electos, y ejercen el poder sin complejos, sin tener en cuenta la eficiencia, con lujo y boato, con actitudes altivas y lejanas a esa humildad y austeridad que ennoblecen el liderazgo.
Judas, cita Rubiales “son los que olvidan que mandar es servir y actúan como pequeños emperadores de la democracia, como ridículos reyezuelos inmersos en privilegios y lujos que la historia hace tiempo que erradicó, siempre rodeados de aduladores y de cortesanos. Son los nuevos amos, los que ostentan el poder político en las modernas sociedades democráticas, muchos de ellos sin ni siquiera creer en la democracia”.
Judas, seguirá siendo la representación del traidor, aunque se halla arrepentido, y halla lanzado las monedas al templo, acabando ahorcado en un árbol, su tragedia representa el final de los traidores, porque el pueblo perdona, pero no olvida.
DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo – Abogado / dialogopublico@gmail.com / @alfonsozulia