De la incertidumbre del Predio de Ezeiza al optimismo de Manchester, sin escala rumbo a la debacle en Madrid. Jorge Sampaoli llegó con su libreta llena de ideas de cara a la última gira de la selección argentina antes de la puesta a punto final en la Ciudad Deportiva Joan Gamper el próximo junio. El técnico de la Albiceleste partió de Buenos Aires con dudas sobre el sistema que sus muchachos le habían pedido utilizar -pasaron de jugar con línea de tres defensas a hacerlo con cuatro zagueros-, pero, sobre todo, sin tener clara la lista definitiva para Rusia. El triunfo frente a Italia en la casa del Manchester City ilusionó al cuerpo técnico, hasta que pisó el Wanda Metropolitano. España no tuvo piedad con una Argentina frágil y confundida, sin respuesta ante la exhibición de la Roja.
La fiasco en el Wanda caló hondo en la intimidad de la Albiceleste. Sampaoli rompió el protocolo (tras el partido habló primero Lopetegui) y los jugadores pasaron por la zona mixta sin decir ni mu. Cabeza al suelo, pasos rápidos. No era una puesta en escena. Ni la arenga de Messi en el entretiempo en el vestuario ni las palabras del capitán con el 6-1 ya consumado, levantaron el ánimo de un equipo con la moral enquistada. En el autocar de regreso al hotel (sin Messi, ya había viajado a Barcelona junto a Iniesta, Piqué y Jordi Alba) no volaba ni una mosca. Tampoco en la cena en el piso 29 del Eurostars Madrid Tower, donde concentraba la selección argentina.
Esta mañana los jugadores comenzaron a emprender su retirada de Madrid. Uno de los primeros en aparecer por el lobby del hotel fue Javier Mascherano a las 6 de la mañana. Sin embargo, el exfutbolista del Barcelona volvió a subir. Se fue último, cuatro horas después, al mismo tiempo que Sampaoli y el resto de la delegación que regresaba a Buenos Aires. El técnico regateó a la prensa que lo esperaba (se marchó por la puerta de atrás), mientras que el Jefecito pidió no hacer declaraciones. El vínculo de Mascherano con la selección argentina no es menor, es el jugador con más presencias (141), fiel escudero de Messi. Su pasaje a Rusia parecía asegurado. Hasta el Wanda. Su condición de indiscutible es una moneda en el aire, de la misma manera que la de Banega y la de Higuaín, presa preferida de la visceral prensa argentina.
“Tenés que dar la convocatoria lo antes que puedas. Así los jugadores ya están tranquilos, sin la incertidumbre de si van o ir o no al Mundial”, le había aconsejado Cesar Luis Menotti, campeón en Argentina 78, a Sampaoli. Pero si después del duelo ante Italia, el técnico de la Albiceleste creía tener el 80% de la convocatoria para Rusia cocinada, hoy navega en la zozobra. Su conversación con el presidente de la AFA, Chiqui Tapia, en el avión de vuelta se produjo en un clima tenso. Sampaoli vuelve al laberinto; Argentina al paredón.
DC / El País