El presidente ruso, Vladimir Putin, denunció este sábado los ataques occidentales contra su aliado, el régimen de Bashar al Asad, pero los militares rusos celebraron la eficacia de la defensa antiaérea siria, que ellos contribuyeron a formar.
«Rusia condena duramente el ataque a Siria, donde militares rusos ayudan al gobierno legítimo a luchar contra el terrorismo», declaró el presidente Putin en un comunicado divulgado por el Kremlin.
Los ataques occidentales, realizados «sin el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, en violación de la Carta de Naciones Unidas, de las normas y principios del derecho internacional», constituyen «un acto de agresión contra un estado soberano», dijo Putin, quien convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.
Poco después, el Consejo de Seguridad de la ONU anunció que se reunirá a las 15H00 GMT para tratar la operación en Siria.
Según el ejército ruso, no hubo bajas sirias de civiles ni de militares por los ataques realizados por Estados Unidos en coordinación con Francia y Gran Bretaña en respuesta a un presunto ataque químico el 7 de abril en el entonces bastión rebelde en la ciudad de Duma, que le atribuyen al régimen de Damasco.
En una conferencia de prensa este sábado en Moscú, el general ruso Serguéi Rudskói afirmó que la defensa antiaérea siria logró interceptar 71 de los 103 misiles crucero lanzados por Estados Unidos y sus aliados y estimó que los daños habían sido mínimos.
«Esto demuestra la gran eficacia de los sistemas [antiaéreos] y la excelente preparación del personal militar sirio formado por nuestros especialistas», dijo el general Rudskói tras prometer que continuarían mejorando la defensa siria, eventualmente con sistemas modernos rusos S-300.
Los ataques contra Siria suscitaron indignación entre los políticos rusos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia denunció un golpe contra un país que ha resistido la «agresión terrorista» durante años. Los diputados y senadores rusos calificaron los ataques como «crímenes de guerra, agresiones militares y violaciones flagrantes del derecho internacional», pero se mantuvieron discretos sobre cómo el gobierno ruso podría responder.
El presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la cámara alta del Parlamento, Konstantin Kossatchev, citado por las agencias rusas, estimó que la respuesta de Rusia «no debería ser militar, sino mantenerse en el ámbito de la ley».
– ‘Insulto’ –
Al anunciar los ataques, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reprochó a Rusia en duros términos su apoyo al régimen de Bashar al Asad y afirmó que «la respuesta de hoy es el resultado directo por el fracaso de Rusia en cumplir sus promesas».
Trump hizo alusión al acuerdo de desmantelamiento de arsenal químico sirio aprobado en 2013 por su predecesor Barack Obama con el presidente Vladimir Putin.
«Las naciones del mundo pueden ser juzgadas por los amigos que tienen. Ningún país puede tener éxito a largo plazo promoviendo tiranos brutales y dictadores asesinos», agregó Trump.
De acuerdo con Trump, Rusia «debe decidir si continuará en este camino oscuro o se unirá a las naciones civilizadas como una fuerza de estabilidad y paz».
Por el momento Rusia no reaccionó a estas declaraciones, pero el embajador ruso en Washington, Anatoli Antonov, consideró que los ataques de los occidentales eran un «insulto al presidente ruso».
La operación militar contra Siria fue sin embargo limitada, los países occidentales se ocuparon de evitar tocar a las fuerzas rusas, que tienen gran presencia en el país junto al régimen.
Rusia afirmó que no había utilizado sus sistemas de defensa aérea estacionados en suelo sirio para contrarrestar los ataques occidentales y la embajada rusa en Damasco precisó que no tenía información sobre bajas rusas.
Estados Unidos, que controla con sus aliados de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) un tercio del territorio sirio en el norte del país, espera sopesar un arreglo pacífico de la guerra civil siria bajo los auspicios de las Naciones Unidas.
Todo indica que no quieren romper contacto del todo con Rusia, que desde su implicación en el conflicto en 2015 ha permitido al presidente sirio, Bashar al Asad, recuperar gran parte de su territorio.
DC / AFP