Los jóvenes constituyen la población más vulnerable al VIH, sin embargo, en Venezuela existe un registro importante de personas de la tercera edad que han contraído el virus causante del sida. Si bien es cierto no es una situación fácil de aceptar, estas personas se visten de valor y se han adecuado a un estilo de vida que les permita existir plenamente con esa condición.
Ángela Delgado, que ahora tiene 57 años, supo que tenía VIH a los 34, su diagnóstico lo conoció exactamente el 8 de agosto de 1995. Al poco tiempo de la muerte de su esposo estuvo hospitalizada por una afección de salud y le fue dado el resultado de la prueba de VIH, la cual no esperaba y como dijo ella misma le cayó como “un balde de agua fría”. Conocer su condición de salud la ha llevado a trabajar en varias organizaciones, para ayudar a otras personas que viven con el virus.
Ángela relata que ha llevado una vida normal, pero habla de la preocupación que vive actualmente, como las más de 88 mil personas con VIH en Venezuela, ante el desabastecimiento de antirretrovirales y asegura “estamos expuestos a las enfermedades oportunistas porque no recibimos tratamiento, y tampoco reactivos para seguimiento y control, y la alimentación se me ha visto mermada por los precios tan caros”, manifestó.
Por su parte, Alberto Rada, residente de la isla de Margarita, también de la tercera edad, desde hace 20 años vive con VIH. Él ha logrado llevar una vida normal, pese a los efectos que ha dejado la condición de salud en su cuerpo, lo que lo hace tener lentitud en su andar, sin embargo es una persona trabajadora y con ganas de seguir viviendo. Alberto tampoco tiene acceso a sus antirretrovirales por el desabastecimiento y aunque para sus últimos exámenes se encontraba “indetectable”, actualmente desconoce los valores de su carga viral y CD4.
Al respecto, Jhonatan Rodríguez, presidente de StopVIH asegura que todas las personas con VIH, incluyendo las de tercera edad pueden trabajar y disfrutar plenamente de su vida, siempre y cuando tomen su tratamiento antirretroviral e incluyan actividades físicas que les mantengan activos y lleven una alimentación acorde a sus requerimientos y condiciones de salud, finalizó.
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DC / NP – Silvimar Campos Campos