La ONU dio hoy la señal de alarma sobre los efectos devastadores que puede tener una gran ofensiva del Gobierno sirio sobre la provincia de Idleb, el principal bastión opositor y donde se han refugiado multitud de civiles y combatientes opositores expulsados de otras áreas del país.
El temor de Naciones Unidas es que Idleb se convierta en una nueva Guta Oriental, el feudo opositor en las afueras de Damasco reconquistado por el régimen este año tras una dura campaña militar.
En este caso, sin embargo, el impacto podría ser mucho mayor, según dijo al Consejo de Seguridad el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura,
«Si vemos un guion como el de Guta Oriental en Idleb, podría ser seis veces peor, afectando a 2,3 millones de personas», aseguró el diplomático.
La mitad de esa población, además, está ya desplazada en Idleb, a donde se han dirigido opositores desde otras zonas rebeldes a medida que estas eran recuperadas por el Gobierno, como en el caso de Guta.
De Mistura avisó que esa estrategia de canalizar a los evacuados hacia un área concreta, fruto de acuerdos entre el régimen y los grupos rebeldes, puede ser simplemente posponer un conflicto que afecte aún a más personas.
El enviado de la ONU advirtió además de que una escalada en esa región y otras zonas del norte de Siria puede disparar los riesgos de un conflicto internacional, dada la presencia de tropas de distintos países sobre el terreno.
De Mistura subrayó la necesidad de que haya discusiones internacionales sobre este asunto para evitar que la situación se complique aún más.
El diplomático, en su comparecencia mensual ante el Consejo de Seguridad, aseguró que los recientes choques militares entre Israel e Irán en Siria muestran una «preocupante trayectoria» de internacionalización del conflicto y urgió a revivir el proceso político liderado por la ONU en Ginebra.
En el debate posterior, EE.UU. acusó a Teherán de estar utilizando la guerra siria para establecer bases y misiles cerca de Israel y defendió que la comunidad internacional debe dar una respuesta.
La diplomática estadounidense Kelley Currie llamó a Irán a cesar sus «acciones desestabilizadoras» y dijo que si no lo hace deberá asumir «plena responsabilidad».
Además, destacó el papel clave de Rusia, que junto con Teherán es el principal apoyo del presidente sirio, Bachar al Asad.
Currie llamó también la atención sobre los últimos supuestos usos de armas químicas por parte de las fuerzas gubernamentales sirias y dijo que el régimen y sus aliados buscan claramente una «solución militar» al conflicto, dejando de lado los intentos de la ONU por lograr un final negociado.
Rusia, mientras, criticó el tono de «confrontación» utilizado por EE.UU. y defendió sus esfuerzos para tratar de reducir la violencia en Siria.
Al mismo tiempo, aseguró que en las zonas de Siria arrebatadas al Estado Islámico (EI) por EE.UU. y sus aliados los yihadistas vuelven a sentirse cómodos y dijo temer una «reencarnación» del EI una vez que las fuerzas estadounidenses se retiren.
DC / EFE