La huelga de camioneros que paraliza Brasil a menos de cinco meses de las elecciones generales tenía el viernes a la mayor economía latinoamericana al borde del colapso, pese a la tregua pactada la víspera entre el gobierno y representantes del sector.
La ciudad de Sao Paulo, capital económica y financiera del país, decretó el estado de emergencia.
«El alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, decidió decretar el estado de emergencia este viernes. La medida permite que la alcaldía realice compras sin licitación, requise o aprehenda bienes privados, como por ejemplo el combustible que esté almacenado en una gasolinera», informó la alcaldía en un comunicado.
Las cadenas de montaje de la industria automovilística, que emplean a unas 132.000 personas, cesaron totalmente sus actividades, informó la asociación de fabricantes Anfavea.
El aeropuerto de Brasilia se vio obligado a cancelar al menos cinco vuelos, incluyendo un enlace internacional a Miami (EEUU), después de que se agotaran las reservas de combustible.
La mayoría de las estaciones de servicio de Sao Paulo y Rio de Janeiro estaban a seco, según informes oficiales citados por la prensa.
En Sao Paulo, la capital económica y financiera del país, más de 40% de la flota de autobuses permaneció en los hangares.
El puerto de Santos (sudeste), el mayor de América Latina, sigue sin recibir camiones, aunque la carga almacenada asegura aún los embarques de esta potencia exportadora de productos agropecuarios y de materias primas.
La escasez provocó una disparada en los precios de los alimentos en todo el país, que cuenta con un escaso desarrollo del transporte ferroviario.
El gobierno del presidente Michel Temer y la mayoría de los sindicatos de transportistas llegaron el jueves a un acuerdo para suspender por 15 días el movimiento desencadenado por las fuertes subidas del precio del diésel, en contrapartida de concesiones fiscales.
Pero el viernes por la mañana el movimiento se mantenía con fuerza. La Policía de Carreteras Federal (PRF) señalaba más de 500 bloqueos, en 24 de los 27 estados de este país de dimensión continental.
– Camioneros critican el acuerdo –
El jefe del gabinete de Temer, Eliseu Padilha, dijo que había que «dar un tiempo» para que los líderes de la categoría comuniquen la orden de desmovilización a sus bases.
Pero una de las principales organizaciones del sector, la Asociación Brasileña de Camioneros (Abcam), que reivindica 700.000 adherentes «autónomos» (en su gran mayoría propietarios de un solo vehículo), rechazó el pacto y llamó a mantener los bloqueos.
«La idea es mantener la huelga, mantener los bloqueos. La Abcam no está de acuerdo [con la tregua], porque no se cumplió el acuerdo inicial, de reducir antes del fin de semana los impuestos» conocidos como Pis/Cofins, dijo a la AFP una asesora de comunicación de la Abcam, Carolina Rangel.
Luciano Constant, un camionero autónomo de 43 años que participa en un bloqueo de la carretera BR040 en Duque de Caxias (estado de Rio de Janeiro), afirma que quienes participaron en las negociaciones de Brasilia «están creando reglas para ellos, y nuestras reglas son otras».
«Hoy en día, por un flete de 1.000 reales para ir a Sao Paulo, uno gasta 400 reales en diésel y 400 de peajes. Con los 200 que le quedan ¿cómo va a comer? ¿Qué le va a quedar para su familia?», dijo a la AFP.
– Gobierno debilitado –
En las negociaciones del jueves, el gobierno se comprometió a suprimir un gravamen sobre el diésel (denominado Cide) y a implantar un sistema de subvenciones para prolongar la reducción de 10% del precio del diésel en las gasolineras anunciada por Petrobras, inicialmente limitado a quince días.
Pero suprimió cualquier mención al Pis/Cofins, que tiene un mayor impacto que el Cide en la composición de precios, ante las reticencias del ministerio de Hacienda.
Las acciones de Petrobras, que participó en el acuerdo, se derrumbaron el miércoles un 14% en la Bolsa de Sao Paulo, debido a los temores de los inversores de injerencias políticas en la estatal que estuvo en los últimos años en el centro del peor escándalo de corrupción de Brasil. El viernes, las acciones preferenciales de la empresa registraban un alza de 1,44% y las ordinarias retrocedían 0,13%.
La crisis cuestiona la capacidad de articulación política del gobierno hasta el traspaso de poder en enero próximo y de dar un respaldo eficaz a su candidato, el exministro de Hacienda Henrique Neirelles.
La movilización «pone más en evidencia la debilidad de este gobierno y va a tener un impacto electoral, porque el gobierno va a ser como un leproso: cuando trate de acercarse a cualquier candidatura, todos van a huir de él», dijo a la AFP el analista político André César, de la consultora Hold.
DC / AFP