Un rugido emergió del centro del ring cuando el presentador de la velada dijo las palabras más esperadas: “Nueva campeona mundial por la Federación Internacional de Boxeo del peso mínimo… Joana Pastrana”. La madrileña fue la primera en gritar, le siguió el público del José Caballero y lo continuaron desde su esquina. La boxeadora fue derecha allí, donde estaba su equipo para abrazarse con ellos. Siete meses de calvario tuvieron que esperar, pero ya tenían su sueño. Pastrana derrotó a la turco-alemana Oezlem Sahin por decisión mayoritaria (97-93, 95-95, 96-94) en un combate vibrante y que pese a la visión de uno de los jueces dominó de inicio a fin. No hay quien la pare, ya es más historia: primera española en ser campeona del mundo. Leyenda con sólo 27 años.
El plan se trazó en la mente de Nicolás González, entrenador de Joana, y Álvaro Gil-Casares, manager de la campeona, cuando se anunció el combate. «Joana debe utilizar su jab para mantener la distancia, frenar a Sahin y desde ahí desarbolarla», recordaba González a As instantes antes del combate. La idea fue precisa, la ejecución también. Pastrana salió a mandar con su jab desde el primer minuto. Golpeando y frenando. Así fue tejiendo su ventaja. Sahin estaba curtida en mil batallas, pero en tres asaltos no logró desbloquear a la española. Sólo encajaba y se iba al frente. No podía hacer más.
Desde el cuarto comenzó a entrar en la media distancia, donde quería estar y ahí la pelea se igualó, pero no mucho. Porque las mejores manos sólo llegaban del bando de la que sería nueva campeona mundial, y sólo el coraje de Sahin evitó el KO. Pastrana era muy superior y el final precipitado sobrevoló, pero no llegó. No se obcecó. Hubo asaltos donde decidió esquivar e irse, sumaron del lado contrario, pero todo estaba en su mano. Ganchos, crochet, jab en vertical, en horizontal, volados… todo le salía a Joana Pastrana y ganó. Con contundencia, aunque una tarjeta deslució. No importaba. Era campeona del mundo, historia del boxeo español. Su nombre quedará grabado para siempre con letras de oro, color que eligió para vertirse en la velada. No la olviden, Joana Pastrana Galindo.
DC / As