Ya solo quedan dos. 63 partidos repletos de emoción, intriga, goles en jugadas a balón parado y resultados sorprendentes de los que han salido nuestros finalistas: Francia y Croacia. Esta final del Mundial evoca muchos recuerdos del torneo de 1998, la edición de hace dos décadas en la que Francia se proclamó campeona ante su público.
Los Vatreni, debutantes en el certamen aquel año, querrán desquitarse de la derrota registrada entonces en semifinales ante los Bleus, que se impusieron gracias a los dos únicos goles anotados por Lilian Thuram con su selección en toda su carrera. Francia, por su parte, confía en que quien fue capitán en el duelo por el título que siguió a aquel triunfo hace veinte años vuelva a conducir a los suyos hasta la victoria en el estadio Luzhnikí.
Didier Deschamps podría convertirse en el tercer hombre —después de Mário Zagallo y Franz Beckenbauer— que alza el trofeo primero como jugador y luego como seleccionador, siempre que repita ahora desde la línea de banda la final triunfal que jugó ante la Seleção en 1998.
Las conexiones con el pasado están más que claras, pero ambos conjuntos viven el presente. Francia se mostró eficaz y sólida ante Bélgica el martes en semifinales, eliminando a los Diablos Rojos con un 1-0, mientras que Croacia necesitó la prórroga —por tercer partido consecutivo— para deshacerse de Inglaterra el miércoles. ¿Podrán los croatas ir un paso más allá que sus héroes del 98, o será de nuevo el día de Deschamps en el partido más importante del fútbol mundial? Todo el planeta espera impaciente a conocer la respuesta.
Adrien Gingold, con Francia (síguelo en Twitter | Facebook)
Este próximo compromiso es el más hermoso, pero también el más difícil. Y como es lógico, los futbolistas franceses, que todavía tienen presente la amargura de la derrota sufrida en la final de la UEFA EURO 2016 ante Portugal, mostraron una concentración máxima esta semana en Istra, aunque sin desprenderse de su naturaleza relajada, y han dicho que iban a preparar esta final como un partido más. Para ser campeones del mundo, los Bleus deberán superar el reto mental que representan los croatas. El cuadro balcánico será muy peligroso hasta el ultimísimo momento, si bien Francia ya ha hecho gala de su solidez. ¡Que gane el mejor!
Vjekoslav Paun, con Croacia (síguelo en Twitter | Facebook)
Nadie esperaba que Croacia llegase hasta aquí. Pero la presencia de los Vatreni en este desenlace glorioso y mágico que nos aguarda es merecida. Y a buen seguro no llegarán cansados, pese a acumular 90 minutos más de juego que Francia, como pudo comprobar Inglaterra. Si son capaces de superar este último obstáculo, harán historia. Esta generación dorada que lidera por Luka Modric no se dejará intimidar por la magnitud de lo que hay en juego: Mario Mandzukic e Ivan Rakitic, por ejemplo, ya saben lo que es ver puerta en finales de la Liga de Campeones de la UEFA. Los hombres de Zlatko Dalic están a un paso de alcanzar la inmortalidad y son plenamente conscientes de ello.
La última vez que una final no se decidió tras la prórroga o los penales fue hace 16 años, allá por 2002. Las de los dos últimos Mundiales se saldaron con sendos 1-0 después de un gol en la prórroga. El último jugador que marcó en los 90 minutos reglamentados de una final mundialista fue el italiano Marco Materazzi, ante Francia en 2006.
Francia: Hugo Lloris; Benjamin Pavard, Raphaël Varane, Samuel Umtiti, Lucas Hernández; Paul Pogba, Ngolo Kanté; Kylian Mbappé, Antoine Griezmann, Blaise Matuidi; Olivier Giroud.
Croacia: Danijel Subasic; Sime Vrsaljko, Dejan Lovren, Domagoj Vida, Ivan Strinic; Ivan Rakitic, Marcelo Brozovic; Ante Rebic, Luka Modric, Ivan Perisic; Mario Mandzukic.
DC / FiFa