Desde hace tres años cuando la crisis del pasaporte se agudizó, el Gobierno de Venezuela se escudó en la frase «no hay material» para justificar su nefasta gestión con el trámite de identificación de los venezolanos. La crisis que colapsa al país también llegó al Saime (Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería) y los funcionarios corruptos con cargos importantes se aprovechan de la situación para pedir a los desesperados hasta 1.000 dólares por renovar el pasaporte, a cambio de entregarlo en sus manos en tres días.
«Imprimir un pasaporte nuevo cuesta más dinero de lo que se cobra. Yo creo que al Gobierno no le interesa resolver la situación de la corrupción porque aquí dentro todos saben quienes son los que tienen la mafia», comenta a ABC una fuente del Saime.
De acuerdo al exdirector del Servicio Administrativo, Juan Carlos Dugarte, el 75% de las personas que solicitan el pasaporte no salen del país y añadió que la demanda es muy alta y no coincide en la misma proporción con la cantidad de personas que viajan.
La única manera de que el Saime expida un nuevo documento es que el anterior no tenga páginas disponibles para el sellado o que esté en un estado deplorable. Jaime Santana, 68 años, se iba a vivir a Panamá en el mes de marzo, pero su pasaporte se mantenía en el sistema en «proceso de impresión». Tenía año y medio esperando su documento y para cuando llegó la fecha del viaje aún no lo tenía. «Me dieron un contacto de una persona que sacaba el pasaporte exprés, lo llamé y me pidió 2.000 dólares por el de mi esposa y el mío. Tuve que pagarlos porque sino iba a perder los boletos aéreos», manifiesta Santana.
Si por el pasaporte nuevo las mafias del Saime piden 1.000 dólares, por la prórroga cobran 300. En el marco de «emergencia económica» Maduro autorizó en octubre la prórroga para los pasaportes por una duración de dos años.
Para que los venezolanos puedan recurrir a ella, el documento debe estar en los seis meses próximos a su caducidad y contar con mínimo cuatro páginas en blanco. «La página web del Saime no abre, he intentado pedir la cita durante horas en la madrugada y nada. Me resigné y tuve que pagar tres millones de bolívares (sueldo mínimo) a un hacker que se salta los controles de seguridad del Gobierno y logra tramitar la cita», asegura Ricardo.
Sin embargo, esta prórroga no es bienvenida para los niños y adolescentes mayores de nueve años, tampoco a los que hayan extraviado el documento de identidad o los que hayan iniciado el trámite de renovación y se encuentren en chequeo dactiloscópico.
El procedimiento para obtener la prórroga por la vía legal es sencillo: se pide la cita, se paga la tasa correspondiente que son 14.440 bolívares y entre 48 a 72 horas se imprime la filmina de plástico que tendrá la misma foto y los datos personales del solicitante. No obstante en la práctica puede demorar entre tres a cuatro meses a que el Saime imprima la prórroga.
La desinformación reina en el Servicio de Administración. Los usuarios se quejan constantemente de que los funcionarios no pueden dar respuestas certeras a ningún procedimiento. María Rodríguez, 28 años, estuvo meses esperando la prórroga, cuando por fin estuvo «aprobada» fue al Saime de Los Ruíces y allí le informaron que no la encontraban que estaba perdida. «Nadie sabe qué hacer si ellos pierden la prórroga, me mandaron a ir todos los días a ver si aparecía. ¡Una locura!», comenta eufórica. Algunos funcionarios le aconsejaban que la anulara y la volviera a pedir, otros le decían que solo se puede pedir una vez y si la cancelaba tenía que pedir entonces otro pasaporte. «Toda la traba que existe es para que la gente pague, es un negocio en dólares», afirmó Rodríguez.
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