Por motivos personales tuve que ausentarme del país por varios meses, experiencia enriquecedora de crecimiento personal y familiar, en este tiempo surgieron acontecimientos en Venezuela, que a mi modo de ver se pueden dividir en tres momentos, el primero representado por la Esperanza que significo el contundente triunfo de la Oposición en las elecciones parlamentarias de Diciembre de 2015, el segundo representado por la lucha en la calle con las denominadas “guarimbas” cuyo objetivo era “el todo o nada sin marcha atrás” presionar un cambio de Gobierno a través de la presión de calle, por último el triunfo del Gobierno a través de la imposición de una Asamblea Nacional Constituyente que finalmente culminaría con la elección de Nicolas Maduro como presidente de la Republica y el control de la mayoría de las gobernaciones.
A estos momentos le debemos agregar en paralelo el deterioro acelerado de la economía nacional dependiente del ingreso petrolero que según los expertos hoy precariamente llega al millón y medio de barriles diarios de producción con tendencia a la baja, algunos han llegado a afirmar que para el 2019 se estarán produciendo menos de un millón de barriles diarios, sin embargo esta producción sigue siendo una importante fuente de ingresos en dólares pero insuficiente para un país de más de 30 millones de habitantes cuyo consumo depende casi su totalidad de importaciones, cuyo gasto publico esta fuera de control, destinado únicamente para subsidiar la estructura clientelar del Gobierno, adicionalmente hay que sumar las deudas externas e internas acumuladas que alcanzan los ciento cuarenta mil millones de dólares, un escenario realmente complicado.
Sin embargo y a pesar de la adversidad, he percibido a un pueblo que resiste inconscientemente esperanzado en que tarde o temprano esta situación cambiara, hay millones de venezolanos que se niegan a abandonar su tierra y han asumido la resiliencia como forma de vida, en el caos los venezolanos han tratado de conseguir su propio orden, ante la ausencia del Estado, hay una población que busca construirlo para sobrevivir, de allí surgen esos pequeños espacios de confort conocidos como “burbujas sociales”
Esta conducta de los venezolanos muestra una fortaleza y apego espiritual con su tierra, una demostración de fuerza inquebrantable que garantizara que los cambios se producirán y el progreso regresara a Venezuela, llegado el momento todos serán necesarios, los que resistieron adentro y quienes lo hicieron afuera, todos de alguna manera viven experiencias distintas y enriquecedoras pero atados a un mismo sentimiento que se llama Venezuela.
La complicada realidad actual venezolana luce como el “nudo gordiano” que según cuenta la leyenda eran una serie de nudos casi imposible de desatar, fue Alejandro Magno quien con su espada decidió cortarlo y resolver el problema, en el caso venezolano seguiremos atentos al desenlace, sin embargo, aspiro que sea el espíritu democrático, civil y pacífico de la sociedad venezolana el que prevalezca.
DC / José Lombardi / @lombardijose