Los tres medallistas de los 10.000 metros masculinos del Campeonato de Europa de Atletismo que se celebra en Berlín, tienen, cada uno con problemáticas diferentes, resuelta la ecuación de la integración, orgullosos a la vez de sus orígenes y de los países de los que defienden sus colores.
«También soy de Córcega y no me olvido de mis orígenes tunecinos. Fue un orgullo ganar para Córcega y para Francia», apuntó Morhad Amdouni, medalla de oro, que de este modo dejó su tarjeta de visita, con sus frágiles hombros cubiertos por la bandera francesa.
Nacido hace 30 años en Porto-Vecchio, Morhad corría de niño imaginándose que era Mohammed Gammoudi, el ídolo de todo Túnez, el precursor que abrió la cuenta de medallas en atletismo para África en los Juegos Olímpicos, segundo en los 10.000 metros en Tokio-1964. Antes de ser coronado con el oro de los 5.000 metros cuatro años más tarde en México, donde también logró el bronce en los 10.000 metros.
El belga Bashir Abdi y el italiano Yemaneberhan Crippa, respectivamente segundo y tercero en la capital alemana, son por su parte nacidos en Somalia y Etiopía, respectivamente.
«Agradezco a Bélgica haberme permitido convertirme en lo que soy. Sin ella, no lo habría conseguido», destaca el mediofondista de Gante.
– Refugiados –
El pequeño Bashir conoció los campos de refugiados en el Cuerno de África con sus dos hermanos y su hermana, antes de llegar a Bélgica con 13 años en el marco del reagrupamiento familiar.
Futbolista en sus inicios, se centró en la carrera a pie después de una operación en la rodilla. Abdi (29 años), que ha conseguido hablar neerlandés, ha querido devolver «lo que se me ofreció».
Su fundación ‘Sportaround’ ayuda a los más débiles, y especialmente a los migrantes, a través del deporte y del trabajo social. Regularmente dona sus primas a organizaciones humanitarias.
Nacido en Mogadiscio, no ha cortado sus raíces. Se entrena regularmente en África del Este al lado de Mo Farah, célebre refugiado donde los haya, también nativo de la capital somalí. El cuádruple campeón olímpico y seis veces medallista de oro de los 5.000 y 10.000 metros en los Mundiales, reconocido por la reina Isabel II, fue uno de los invitados a la boda de Abdi.
– Adopción –
Crippa fue adoptado por una pareja de lombardos en un orfanato de Adís Abeba
Durante su infancia, Yemaneberhan (que significa «el brazo derecho de Dios»), cuidó vacas en las mesetas del noreste. En su nuevo país, encontró otras montañas, en Trento, con vistas a los Dolomitas.
Los Crippa, quienes no tuvieron niños, adoptaron nueve en Etiopía, uno de ellos el hermano de Yemaneberhan, Neka. Su increíble historia personal y familiar fue objeto de una película documental.
‘Yeman’, joven de 21 años muy efusivo, dijo no sentir hostilidad debido al color de su piel. «Pero la notoriedad ayuda mucho, es el privilegio de los deportistas», reconoce.
Cuando lo invitan a los colegios y a los institutos, «los alumnos escuchan con interés mi historia», añadió el atleta.
A Crippa todavía le quedan muchos años de éxitos sobre la pista, antes de pasar al maratón, disciplina en la que se le predice una fructífera reconversión. El asfalto y la larga distancia ya es el destino de Bashir, quien se inició sobre los 42,195 kilómetros en abril en Róterdam con una caída al principio, pero incluso así terminó octavo, con un crono de 2 horas 10 minutos y 46 segundos.
Amdouni sueña, por su parte, con un final de carrera sobre la mítica distancia en 2024 en los Juegos Olímpicos de París.
DC / AFP