Sin duda, SÍ, y murió porque quien funge como su ductor, llamado en los bajos fondos como el “engendro”, es un aventurero, un advenedizo que no tenía la put… idea del rol que le tocó desempeñar por mandato del “comandante eternamente enterrado” que le antecedió en el cargo, y que además, le dejó la revolución con tumores malignos, corrupta hasta los tuétanos y en medio de una tormenta ideológica resquebrajada y el resultado irremediable fue su muerte.
El engendro, como ductor que es, convirtió al personal inoperativo que le acompaña en delincuentes que corroen los recursos económicos de los cuales se proveía, también utilizó a la revolución en aventuras peligrosas y delictivas: tráfico ilegal, no solo de narcóticos, sino también de oro y piedras preciosas; bachaqueo (nombre dado por los paleros y babalaos cubanos) de gasolina, que ha originado escasez interna produciéndose largas colas en las estaciones de servicio, de dinero en efectivo que ha producido un letargo mortal en la economía, aunado a una hiperinflación devastadora que produce miseria y muerte en la sociedad; se alió con movimientos terroristas del mundo y la revolución comenzó a sufrir los avatares de esa mala influencia que le impidió poder surcar los espacios de la paz y de libertad en el mundo y por ende se ganó el desprecio internacional.
¿Qué hacer con Venezuela? Es necesario, importante y urgente en el corto plazo reconstruir la “nueva” Venezuela. Necesitamos un nuevo “gerente” y no el pirata que asume en la actualidad como ductor de la revolución, que no tenga un parche en el ojo; que no utilice garfios sino las manos completas para agarrar el volante con decisión y coraje; que no meta la pata de palo y vaya de errores en errores, sino que tenga los pies bien puestos sobre la tierra y no le tiemble el pulso; que tenga un cerebro bien puesto y preparado para llevar a Venezuela por nuevos derroteros y no una “rock ola” repetitiva e inerte. Necesitamos un Gerente que se rodee de ministros y viceministros preparados en las mejores academias de estudios de su país y del mundo; que el personal militar que lo acompañe sea disciplinado de las leyes internas y sobre todo actúen en salvaguarda de toda la sociedad venezolana ante cualquier eventualidad endógena o exógena que se pueda presentar por culpa de las acciones del engendro y de sus adláteres.
Para rehacer a Venezuela, debemos contar con la anuencia de todos los sectores involucrados en ella; no solo cuenta el factor económico que es bien importante, sino que el factor político involucrado actúe en función de lograr la unidad de acción y no se conviertan en un “estorbo utilitario” de factores facinerosos; los trabajadores, los estudiantes, los profesionales en las diversas áreas del quehacer deben por, obligación moral con la nueva Venezuela, dar su aporte en ese quehacer fructífero y entre todos forjar un Estado donde la filosofía de acción de sus integrantes sea la paz, la libertad, la justicia y la toma de decisiones cuenten con el favor mayoritario.
Esa nueva Venezuela anhelada, será modelo para el mundo, como lo era Venezuela en la década de los 60, 70, 80 y 90 del siglo XX. Los responsables del desmadre causado en Venezuela en toda su estructura física y moral serán castigados, no solo por la justicia divina, sino también por la justicia terrenal; aquella nacida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por ende de los entes jurisdiccionales supranacionales nacidos bajo el manto inspirador de esa Declaración, donde resalta el Tribunal de La Haya. Las decisiones del TSJ en el exilio van en ese sentido; de allí el apoyo del más del 83% de la población y del concierto de naciones democráticas del mundo que las mismas tienen; pronto se verán los resultados. Murió la revolución y sus actores más importantes en todo lo que significa el escenario gubernamental y político del país; vienen tiempos de cambio y eso es inexorable, no lo duden.
DC / Prof. Marlon S Jiménez García / Profesor Universitario / Marjimgar54@hotmail.com